El hecho de poseer una joya sobre ruedas ha despertado desde tiempos inmemoriales los sentimientos más inconfesables del ser humano, entre los que se encuentra la envidia. Un artista noruego ha decidido convertir en arte experimental un Lamborghini Gallardo que ha sido vejado por el público para demostrar que nada es sagrado.
Los visitantes del museo ARoS Aarhus Kunstmuseum, en Dinamarca, han podido elegir no hacer nada ante el coche expuesto, o rayarlo y arañarlo según preferencias o nivel de ira/envidia/curiosidad. A juzgar por cómo ha quedado, la mayoría ha optado por la segunda opción. ¿Cuántas veces nos dan la oportunidad de hacer algo así con una obra de arte?
La marca de la sociedad
El artista, un noruego llamado Dolk buscaba con esta obra enmarcada dentro de la exposición 'No Man is an Island - The Satanic Verses', de qué manera las acciones destructivas del ser humano contribuyen a la sociedad. Daba así la oportunidad a los visitantes de hacer algo que jamás podrían haber hecho de otra forma: destrozar una obra expuesta impunemente.
Y así lo hicieron: sobre la maltrecha pintura negra descansan todo tipo de nombres y frases no muy elaboradas a lo largo y ancho del capó, las llantas, los pilotos, los faros y hasta las ventanillas. El museo permitió a los visitantes destrozar así el Gallardo durante tres semanas antes de que el número de arañazos lo volviera inservible e irreparable. Una vez completada "la obra de arte", se expondrá hasta septiembre y volverá a casa del artista y grafitero, que no planea restaurarlo, claro.
Hablamos de un Lamborghini valorado en 165.000 euros, pero que el dueño adquirió de segunda mano en Italia con el propósito de convertirlo en una obra de arte. Ahora quedará patente la perenne marca de la sociedad; cada acción con su reacción.
Vía | Jalopnik
Foto | Youtube: Helgert
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