Volkswagen advierte: no hay capacidad para revertir en 2021 los efectos causados por la crisis de los microchips

Volkswagen ya ha avisado a sus directivos: la crisis de los microchips acarreará un impacto en el segundo trimestre del año que superará al experimentado hasta ahora por la industria automotriz. Así lo ha revelado Wayne Griffiths, presidente de SEAT, en unas declaraciones al Financial Times.

El aviso genérico de Volkswagen plantea que existan mayores pérdidas, teniendo en cuenta que las previsiones anunciadas el año pasado auguraban una caída de la producción de unos 100.000 vehículos para este primer trimestre, sin que exista capacidad productiva para recuperar el terreno perdido.

En el caso concreto de SEAT, el presidente de la marca asegura que la planta de Martorell está hoy por hoy "al día", tras el ERTE que lleva en marcha desde enero, y que es SEAT la que decide qué coches fabrica, sólo cuando ya ha recibido los componentes por parte de los proveedores.

Para Griffiths, la escasez de componentes es el "mayor desafío" al que se enfrenta la empresa ahora mismo.

Afectaciones en toda la industria automotriz, con el juego de la flexibilidad por bandera

La crisis de los microchips está afectanto a toda la industria, y se espera que la escasez de componentes lastre la producción hasta la segunda mitad de 2021.

Por ejemplo, Ford ha ido cerrando en los últimos días una docena de instalaciones en medio mundo, mientras la planta española de Almussafes lleva en ERTE desde enero. Por su parte, Jaguar Land Rover cerrará esta semana dos de las factorías que tiene en el Reino Unido, según informa Financial Times.

La semana pasada, Renault suspendió producciones, aduciendo la incertidumbre de la cadena de suministro como motivo, y Daimler redujo las horas de trabajo de más de 18.000 empleados en Alemania para adaptarse a los actuales volúmenes de producción.

Grupo PSA también ha reducido expectativas e incluso ha adaptado entregas, con el Peugeot 308 como involuntario protagonista tangible de una crisis que apenas está dejando margen de actuación en un sector que confiaba reemprender el vuelo tras el complicado año 2020. Los costes que se derivarán de esta nueva pérdida de volumen se antojan multimillonarios.

De vuelta al Grupo Volkswagen, la flexibilidad de la producción parece ser el mejor aliado para hacer frente al problema. "El nombre del juego este año será la flexibilidad", reconoce Griffiths, que apela a la posibilidad de ir cambiando de modelo en la línea de producción en función de cómo vayan organizándose la recepción de componentes.

Por si acaso, en Volkswagen ya han renunciado a ofrecer previsiones para lo que queda del año.

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