Cuando se termina un año es hora de hacer balance. En la industria del automóvil, esto significa, entre otros, conocer los datos de ventas del año que se cierra y ver quién ha salido ganando. En 2020, el coche más vendido ha sido el Dacia Sandero, pero curiosamente varias son las marcas que se proclaman líderes de ventas en España.
Cada una de esas marcas es líder de la manera que mejor le interesa para no mentir, por supuesto. Pero, ¿por qué comunican sobre algo que, si bien no es falso, solo cuenta una parte de la historia? ¿Es relevante para el consumidor saber que una marca es líder o no?
Esa voluntad de ser líder no se da solo en el caso de las listas de ventas, también ocurre en competición. En las 24 Horas de Nürburgring, por ejemplo, hay casi tantas clases, o categorías, como tipo de coches y cilindradas. En 2019, hubo 23 categorías para 156 coches. Al final, malo será que un fabricante no consiga una victoria, sobre todo si es el único que corre en una determinada clase.
Otro ejemplo nos lo da Ford con su Ford GT. Para celebrar los 50 años de la victoria del Ford GT 40 sobre Ferrari en las 24 Horas de Le Mans de 1966, Ford participó en la edición 2016 de la carrera en categoría GTE Pro con el nuevo Ford GT.
Y es que era más fácil intentar ganar a una manada de Ferrari, Aston Martin y Porsche 911 privados, que meterse en LMP1, la categoría absoluta, e intentar batir al equipo oficial de Porsche, o incluso en LMP2. La cuestión es que Ford puede decir que ganó las 24 Horas de Le Mans 2016. En su categoría, claro, pero las ganó.
Todo esto para explicar que las marcas buscan la manera de poder clamar, de una manera u otra, que son líderes o que su coche es líder. Forma parte de la estrategia de todas las marcas.
El mercado del automóvil en España tiene varios líderes
En cuestiones de ventas de coches en España, el modelo más vendido es el Dacia Sandero. Y al mismo tiempo, Kia se proclama como la “marca más vendida en el canal de particulares en Península y Baleares, sin contar Canarias”, explican en su nota de prensa. ¿Y qué pasa con Ceuta y Melilla?
Por su parte Peugeot nos explica que “vuelve a ser líder del mercado total de turismos y vehículos comerciales en España en 2020 por tercer año consecutivo. Suma 90.533 matriculaciones y una cuota de mercado del 9,0%”. Es decir, Dacia venderá muchos Sandero y Kia muchos coches a particulares, menos en Canarias, pero Peugeot es quien más vehículos vende. Vehículos, no coches.
El matiz es importante, porque resulta que quien más coches vende en España es SEAT. “Por tercer año consecutivo, la compañía española se consolida como referencia en el mercado doméstico de turismos y todoterrenos”, se puede leer en el comunicado de la marca. “SEAT, con un total de 69.731 unidades vendidas, ha logrado una cuota de mercado del 8,1%”
El segmento premium no se libra de esta práctica. Así, Mercedes-Benz nos explica que “con 42.374 unidades matriculadas en 2020, Mercedes-Benz es el líder en el segmento Premium en España y que se sitúa por primera vez entre las 10 marcas más vendidas en España”. Y además, es líder de los vehículos híbridos enchufables. “Con 4.563 unidades matriculadas en 2020, Mercedes-Benz es número 1 del mercado y el modelo A 250 e es el vehículo híbrido enchufable más vendido en España”.
Enhorabuena a los premiados.
Las marcas buscan por todos los medios que se les vea, a ellas y a sus productos, como líderes, como vencedores. La importancia de ser el número 1 no es solo una cuestión de volumen de ventas. Por supuesto, si eres el que más vende, hay grandes posibilidades que generes grandes beneficios, pero la razón de querer clamar a los cuatro vientos que una marca es líder es también un argumento de venta poderoso.
Por una parte apela un elemento clave en marketing y que se usa desde siempre, la presión de grupo o presión social, y por otra parte, envía un mensaje claro, directo y conciso en un mundo donde estamos constantemente bombardeados por toda clase de información.
La presión social como argumento sibilino
La mayoría de la gente quiere estar a la última, o al menos pensar que está a la última. Los símbolos de estatus social y lo que ha surgido como marca personal en la actualidad no son nada nuevos. También fueron temas centrales a partir de la década de 1920 y después de la Segunda Guerra Mundial.
Durante ese período de repentina prosperidad y consumismo, muchos anuncios mostraban a las personas increíblemente felices haciendo cosas cotidianas, como fregar el suelo, siempre que tuvieran las cosas adecuadas. Y con los productos para el cabello y la marca de cigarrillos adecuados, se daba a entender que la gente podría tener una vida llena de glamour y prestigio social.
El efecto fue un intenso sentimiento de insuficiencia entre las personas que no tenían las necesidades modernas de la vida o que no se parecían a las personas que veían en los anuncios y las películas. Esa presión social se tradujo en frustración y a su vez se tradujo en ventas.
Y es que los consumidores que no están satisfechos con su apariencia, estilo de vida o posición social son a menudo mucho más rentables para una empresa que el grupo de los que están seguros de sí mismos. Estos clientes, que sí han comprado el producto XYZ, crean a su vez una nueva sensación de insatisfacción entre sus conocidos, algo que en la actualidad se ve amplificado por las redes sociales. Eso es crear presión de grupo o presión social.
Aplicado al sello de “líder de ventas”, esto se traduce en que si un cliente no se compra ese coche o un modelo se esa marca, va a ser el raro del vecindario. “Todo el mundo lo compra, no voy a ser menos”, más o menos y en lenguaje llano es la psicología que hay detrás de esa idea.
Si se vende bien, algo bueno tendrá
Pero no es la única. Ser líder de ventas, o en competición, también envía un mensaje claro en un mundo saturado de información. La compra de un coche es la segunda compra más importante, después de la vivienda, que la mayoría de la gente hace. Y si uno no es especialista de un tema, en este caso del automóvil, decidirse por un modelo u otro puede ser complicado.
Sin embargo, si mucha gente confía en esa marca o en ese coche, por algo será. Es decir, induce a pensar que decenas de miles de personas no pueden estar equivocadas y por tanto puede confiar en ese coche o esa marca.
Otra cosa muy distinta es que quizá sí, podemos estar equivocados o que en ese momento concreto, optar por ese coche o marca, parecía lo más sensato. Pero la cuestión es que funciona y es algo que se aplica en todos los ámbitos, desde el líquido lavaplatos hasta la moda prêt-à-porter.
Ser el líder de ventas es un argumento sibilino, pero infalible. Y en 2022 volveremos a ver varios líderes en el mercado.
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