Desde hace años el aceite de cocina se ha posicionado como alternativa al diésel convencional. Marcas como Ford empezaron a probar hace cuatro años el llamado Aceite Vegetal Hidrotratado, un diésel renovable basado en aceites usados, incluido el de cocina utilizado tanto en restaurantes como por particulares. Y ya en 2012 surgió el proyecto RecOil, una iniciativa de la UE para aumentar las recogidas de estos residuos e impulsar la producción de biodiesel.
Audi o Polestar también lo han puesto a prueba, y ahora una iniciativa de Repsol anima a llevar la garrafa de aceite usado de tu freidora a una gasolinera y recibir a cambio un descuento para repostar. El objetivo es dar a conocer la producción de este combustible 'ecológico', del que Greenpeace tiene sus dudas.
"Con este producto no hay que cambiar la flota ni la infraestructura, no es necesario electrificar"
El procedimiento es el siguiente: el cliente debe entregar a un vendedor de una estación de servicio de Repsol el aceite de cocina usado a las más de 500 estaciones que tienen recogida actualmente repartidas en la Comunidad de Madrid, Castilla la Mancha y Galicia. En este mapa puedes consultar dónde está activa la iniciativa. El aceite deberá estar en botellas de plástico transparente de hasta 5 litros cerradas con un tapón.
A cambio, la petrolera da 30 céntimos en saldo Waylet -hay que ser cliente y contar con al app- por cada litro de aceite usado. Según nos ha explicado la propia Repsol, por cada litro de aceite usado fabrican 0,9 litros de combustible renovable en la refinería de Cartagena, Murcia, la única en España dedicada a esta transformación en la que "desaparece le petróleo de la ecuación y entran residuos agrícolas, aceite, grasas animales o rastrojo", nos aclara. Actualmente más de 200 estaciones en España y Portugal venden este diésel renovable (el objetivo son 600 este año y 1.900 en 2027).
¿Y cuál es el precio? El diésel a partir de aceite usado se vende actualmente en estaciones de servicio Repsol al mismo precio que el gasóleo e+10 o premium, que tiene un nivel de cetano mayor que el diésel normal. Por lo tanto, de media cuesta 1,60 euros por litro. Su tasa impositiva es la misma que la de los combustibles tradicionales, por ello no veremos a medio plazo precios similares al GLP o GNC.
La clave está en la escalabilidad; actualmente solo la planta de Cartagena se dedica a este proceso de transformación, y solo a medida que más compañías se dediquen a ello podremos ver el biodiésel a un precio más asequible.
¿Y cómo se fabrica? Lo primero es que gestores autorizados de residuos de aceite de cocina someten ese aceite usado a procesos de filtrado y decantación para eliminar residuos del aceite. Después, en la planta de Cartagena tiene lugar el proceso de hidrogenación para reconfigurar la molécula y que tenga las propiedades que debe tener un combustible, explica la petrolera a Motorpasión.
La siguiente pregunta es evidente: ¿qué emisiones comprende este proceso de transformación? El proceso, explican, está auditado: "Los materiales que se pueden usar están legislados por la Directiva de Combustibles Renovables y tener un certificado de sostenibilidad", detallan. Este certificado proviene del ISCC Plus, y según detalla la entidad en su página web, no es del todo rígido: "Cubre los mismos requisitos de certificación que ISCC EU, pero puede personalizarse para satisfacer las necesidades de diferentes mercados o aplicaciones específicas".
De media, detalla la petrolera, los lotes de combustibles renovables tienen una reducción de emisiones de entre el 70 % y el 90 % en comparación con el de origen fósil, pero Repsol cuenta hasta el proceso de fotosíntesis de la planta para hacer sus cuentas. La planta de Cartagena tiene capacidad para fabricar 250.000 toneladas al año, y obviamente resulta imposible que solo con unas botellas de aceite usado puedan lograr sus objetivos de producción, por lo que Repsol nos confiesa que esta campaña es meramente de marketing.
Pero las organizaciones ecologistas no están convencidas de esta estrategia, y esto es lo que nos han contado.
La cara B del diésel sostenible: "Es publicidad engañosa"
Hemos hablado con Greenpeace para que nos cuenten qué opinión les merece este tipo de biocombustibles y en concreto ya han tomado medidas en contra de esta campaña de Repsol: "Hemos presentado junto a Ecologistas en Acción y CECU [Federación de Consumidores y Usuarios] una queja ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia por publicidad engañosa y estamos pendientes de resolver esta queja".
Las tres organizaciones vinculan las actividades de Repsol con la deforestación en Indonesia derivada de los monocultivos de aceite de palma para biocombustibles, "materia prima del 72,5 % del biodiésel y de casi el 100 % del hidrobiodiésel producido en España, y de la que Repsol es uno de las principales importadoras", aseguran.
Según nos detalla la organización, el problema radica en la ausencia de trazabilidad del biodiésel; es decir, la petrolera no deja claro qué porcentaje de aceite de cocina usado utilizan y apuntan directamente al uso de aceite de palma crudo de Indonesia, donde la deforestación para obtener este producto es brutal. Por un lado, detallan desde la organización, están los biocombustibles de primera generación, hechos a partir de productos alimentarios o cultivos agrícolas; los de segunda que son residuos agrícolas y forestales y de tercera que son algas. "El problema de Repsol en su publicidad es que no deja claro de qué generación son los biocombustibles que usan y de dónde proceden".
Tras ponernos de nuevo en contacto con Repsol, nos reconocen que no todo el aceite que usan proviene de España: "Priorizamos aceites usados de cocina españoles y estamos desarrollando la cadena de valor, pero por ahora debemos completar la capacidad de la planta con importaciones", nos explica la petrolera sin entrar en más detalles.
Tras una investigación, Greenpeace asegura que hay evidencias de envío de aceite de Palma de Indonesia a sus plantas: creen que lo venden como 100 % renovable cuando no lo es mientras que otra parte la mezclan con gasóleo fósil. De hecho, desde la propia web de Repsol explican que el biodiésel puede mezclarse con el gasóleo mineral hasta en un 7 %. ¿Qué implica esto? Pues que la huella de carbono indirecta ligada al cambio de uso de tierra y la deforestación hace que todo el beneficio que tienen estos combustibles a nivel climático se pierda, generando grandes emisiones indirectas. Lo mismo ocurre con el biodiésel a partir de soja: según datos de Ecologistas en Acción, es la materia prima que sirve de base para el 26 % del biodiésel que se consume en el mundo. Para el caso del Estado español, el diésel que se consume lleva hasta un 7 % de biocombustibles que, en su mayoría, provienen del aceite de soja y de palma.
Un informe de la UE demostró en 2016 que el biodiésel de palma y soja no solo no reduce emisiones de GEI, sino que supone más emisiones que el diésel fósil, en el caso del biodiésel de soja dos veces más.
Para Greenpeace, no se va a producir un uso masivo de este combustible -sí creen que tiene sentido en vehículos no electrificados como maquinaria agrícola- pero en todo caso tiene que ser transparente. A la espera de una resolución de la CNMC, nos hemos vuelto a poner en contacto con Repsol acerca de la trazabilidad de los productos que usan, y su respuesta ha sido que "las materias primas que se utilizan para la planta de Cartagena tienen siempre un origen residual. Son aceites de cocina usados, aceites que provienen de residuos forestales, de la industria agroganadera… Estas materias primas han de adquirirse siempre son un certificado de sostenibilidad y de trazabilidad, que aseguran el origen del residuo y los tratamientos que han recibido".
Pero, ¿qué es el biodiésel y para qué se utiliza?
El biodiésel es un combustible de origen natural, y su uso en automoción es como combustible renovable en sustitución del gasóleo de origen mineral, aunque, como hemos adelantado, puede mezclarse con el gasóleo mineral hasta en un 7 %. También es posible su empleo para calefacción doméstica, en calderas específicas para biodiésel, como generador de energía eléctrica, disolvente industrial, lubricante o combustible para cocinas domésticas.
En función de la cantidad de biodiésel incluida en la composición de un combustible, se utiliza una nomenclatura compuesta por la letra B y un número que indica la proporción de biodiésel en la mezcla con diésel derivado del petróleo. Así, pueden encontrarse desde el B2 (que contiene un 2 % de biodiésel) hasta el B100, que sería la forma pura de este biocarburante.
El biodiésel puede clasificarse de diversas maneras, atendiendo a la materia prima con la que se elabora o al porcentaje de biocombustible que contiene. Por ejemplo, según la materia prima, se distinguen los siguientes tipos de biodiésel:
- Biodiésel a partir de aceites vegetales. Se elabora a partir del aceite extraído de plantas oleaginosas como la colza, el girasol, la palma, la soja, y de plantas de origen marino como las algas. Es uno de los métodos de obtención más extendidos, por lo que ya se cultivan materias primas destinadas a producir biodiésel.
- Biodiésel procedente de grasas animales. También es posible fabricar biodiésel a partir de grasas animales, de las que se extraen los lípidos que después habrán de someterse a tratamiento. En España, suelen utilizarse las grasas de origen porcino, bovino o de aves.
- Biodiésel extraído de aceites de cocina usados. Consiste en utilizar aceite usado en los hogares, los negocios de hostelería o la industria agroalimentaria.
Que lo veamos de forma masiva o no dependerá de la inversión que se haga, aunque de momento todo apunta a que pasará bastante tiempo.