Ayer el Gobierno de Francia anunció a través de su Ministro de Industria Éric Besson, que Renault ha sido víctima de un caso de espionaje industrial que afecta al desarrollo de sus modelos eléctricos. La alianza Renault-Nissan, presidida por Carlos Ghosn, ha invertido 4.000 millones de euros en el desarrollo de los proyectos eléctricos, y de ahí la importancia de un caso como este.
La marca francesa ha considerado el hecho como “muy grave”, ya que puede afectar a tres miembros del comité de dirección que presuntamente han filtrado informaciones sobre el proyecto estrella, en el que trabajan 1.700 ingenieros y que ha generado el registro de 56 patentes a las que se espera añadir otras 34 en el futuro.
El Ministro de Industria francés está metido en “el ajo” porque Renault recibe dinero público para el desarrollo de nuevos proyectos y el 15% de la marca está en manos del gobierno. El hecho de que se produzca un caso de espionaje industrial ha hecho que el ministerio revise las obligaciones que adquiere una compañía que recibe dinero público para salvaguardar el secreto industrial, con el objetivo de reforzarlas.
Renault tiene en marcha un ambicioso proyecto con el que pretende posicionarse como líder mundial en vehículos eléctricos. Tan ambicioso es su plan que en el año 2016 pretenden vender tres millones de vehículos eléctricos, pero con este caso de espionaje industrial tal vez sus planes se trunquen y no sólo ellos lancen al mercado los vehículos con las nuevas soluciones tecnológicas en las que han invertido tanto dinero.
Seguiremos informando porque un caso como este dará mucho que hablar. 2010 fue el año del “Pedalgate”, y 2011 comienza con el “Electrosoplo”. Este nos lleva a la época en que José Ignacio López de Arriortúa también conocido como “Superlópez” dio el salto como Jefe de Compras a nivel Mundial de General Motors a Volkswagen, y destapó el primer caso mediático de tipo en nuestro país.
Via | El Mundo
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