Dos de las mayores petroleras de EEUU, Exxon Mobil y Chevron, están mirando hacia los combustibles sintéticos o e-fuels en un intento por atraer créditos fiscales y emprender una renovación de su negocio dentro de los biocombustibles.
Según ha publicado Reuters, las compañías están investigando cómo producir diésel y gasolina procedentes de energías renovables y combustible de aviación sostenible, sin disparar su gasto, claro.
¿La esperanza para los motores de combustión?
El objetivo de estos dos gigantes petroleros es procesar materias primas de origen biológico, como aceites vegetales y biocombustibles parcialmente procesados, con derivados de petróleo para producir los biocombustibles.
Quieren hacerlo, claro, en las instalaciones que ya poseen para no tener que gastar miles de millones de dólares en reconfigurar los procesos de producción, y atrayendo los jugosos incentivos gubernamentales, puesto que la producción de combustibles renovables es más cara que la fabricación de gasolina convencional.
Según explica la agencia de noticias, Exxon quiere reutilizar sus refinerías para producir biocombustibles, con el objetivo de producir más de 40.000 barriles por día de e-fuels a un costo competitivo para 2025.
De hecho, Exxon se ha asociado con Porsche para desarrollar el llamado "Esso Renewable Racing Fuel", un e-fuel con bajo contenido de carbono que se pondrá a prueba en las pistas de Porsche Mobil 1 Supercup.
Chevron, por su parte, está investigando cómo hacer funcionar esas materias primas a través del cracking catalítico, un proceso del refino del petróleo que consiste en la descomposición termal de los componentes del petróleo en presencia de un catalizador.
Estas unidades de producción de gasolina generalmente son el componente más grande de las instalaciones de refino; de ahí que quieran reutilizarlas.
Estos combustibles, siempre y cuando se hayan obtenido vía energías renovables, liberan en su combustión el CO₂ captado en su fabricación; no emiten más CO₂, sino que devuelven el que capturaron.
Así, un coche gasolina o diésel que funcione con e-fuel tendría las mismas emisiones CO₂ que un coche eléctrico. Es decir, sería un coche de cero emisiones al utilizar e-fuel, devolviendo la esperanza al motor de combustión.
Pero hay contras, y es que el proceso de producción de combustibles sintéticos es muy ineficiente y convierte, en el mejor de los casos, la mitad de la energía de la electricidad que se ha gastado para ello en combustibles líquidos o gaseosos.
En España empresas como Repsol ya se han subido al carro de las renovables: promete producir 250.000 toneladas de biocombustibles en su complejo en Murcia.
La petroleras saben que deberán cambiar hacia un modelo de negocio basado en activos verdes (o inversiones relacionadas con bajas emisiones de carbono) y alejarse del volátil mercado del crudo si quieren sobrevivir.
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