Muchas veces se ha advertido de que estamos a punto de alcanzar el llamado 'peak oil' o punto de no retorno en la producción de combustibles fósiles, algo que suele poner nerviosos a los inversores del ya de por sí volátil mercado del crudo.
Y por alguna razón, la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) ha decidido marcarse un editorial en el Financial Times alertando de que "el tope de demanda de combustibles fósiles se producirá en esta década". Antes de lo que pensaban.
El pronóstico lo ha hecho el director ejecutivo de la IEA, Fatih Birol, que considera que estamos en un "momento histórico para el sector de la energía a nivel global". Y aunque la demanda de petróleo y carbón está alcanzado máximos históricos, desde la agencia están convencidos de que este crecimiento llegará a su fin esta misma década.
"Esta es la primera vez que se ve un tope en la producción de cada combustible en esta década [gas natural, petróleo y carbón], antes de lo que mucha gente anticipaba", ha aseverado. Esto significa que habrá menos petróleo, y por ende, precios mucho más altos.
Lo hará arrastrado, aseguran, por el auge de las energías renovables y la nuclear, y también por los coches eléctricos, especialmente en China. De hecho, la IEA pronostica que la energía fotovoltaica atraerá más inversiones este año que la producción de crudo.
En este escenario, el cambio climático tampoco va a poner fácil esta transición.
"Aunque los combustibles fósiles alcanzarán su punto máximo esta década en términos estructurales, todavía puede haber picos, caídas y estancamientos en el camino hacia abajo. Por ejemplo, las olas de calor y las sequías pueden provocar aumentos temporales en la demanda de carbón al aumentar el uso de electricidad y al mismo tiempo asfixiar la producción hidroeléctrica", relata Birol.
Sin ir más lejos, las Islas Canarias han declarado el estado de emergencia energética. No tienen el suministro energético asegurado debido a una infraestructura obsoleta y a condiciones climáticas cada vez más duras.
Un día antes del informe de la AIE, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) emitieron previsiones actualizadas de una demanda sólida y también apuntó a un déficit de oferta en 2023 si se mantienen los recortes de producción de Rusia y Arabia Saudí.
Y todos sabemos lo que ocurre cada vez que la OPEP+ anuncia recortes en la producción: que los inversores se ponen nerviosos y suben los futuros del crudo en el mercado. A su vez, el efecto cohete traslada esa subida a los precios que pagamos en el surtidor, añadiendo un factor más al precio final de los carburantes.