En pleno siglo XXI todavía hay mujeres que hacen cosas por primera vez, y que se siguen enfrentando al mismo reto que hace siglos: sumergirse en una esfera en la que su presencia es minoritaria, o en la que no son bienvenidas. Lo vimos hace dos años cuando Arabia Saudí permitió a las mujeres, por fin, ponerse tras un volante sin ser castigadas y muchas de ellas se enfrentan aún a los prejuicios por conducir un taxi.
Ahora la situación empieza a cambiar en todo el mundo, y cada vez son más las mujeres que deciden ponerse tras el volante de un taxi y lanzar sus propias plataformas, desde Nairobi hasta India pasando por Egipto o Israel. Y pretenden alejarse del modelo de negocio de empresas como Uber.
Un problema de fondo
Un interesante reportaje de Bloomberg expone algunas de las cifras en el sector: en Nueva York, solo el 1 % de los conductores de taxis amarillos son mujeres, mientras que en Reino Unido esa cifra es del 2 %.
Virtually all taxi drivers everywhere are men. These women entrepreneurs are trying to change that https://t.co/reAG2NpKTI via @BW
— Bloomberg (@business) September 25, 2020
En España es del 4 %, según datos de 2019 del Observatorio de Igualdad y Empleo, confirmando la tendencia de que siempre son más las mujeres que usan este servicio como pasajeras que como conductoras.
Pero desde hace un par de años mujeres de Nairobi, en Kenia, han podido encontrar mujeres taxistas a través de una aplicación llamada An Nisa. En India, Sakha Consulting Wings, que ha promovido la capacitación de mujeres conductoras y ofrecido servicios de taxi desde 2008, ahora está disponible en Delhi, Kolkata y Jaipur.
También la plataforma candiense DriveHER es exclusivamente para mujeres, y fue creada ante los frecuentes informes de acoso entre las mujeres que usan taxis y servicios de movilidad privada.
Y en Brasil, la start-up Lady Driver, fundada hace tres años, ha recaudado 2,5 millones de dólares para conectar mujeres conductoras y pasajeras. Lo hace, dice, a través de un modelo más justo que el de Uber, con mejor remuneración y mayor seguridad.
Esto proporciona a las trabajadoras independencia no solo económica, sino también social, y les permite salir de relaciones abusivas.
Y es el factor seguridad el que ha hecho germinar la existencia de estas espacios para mujeres, cuando el problema es mucho más complejo. Lo ideal sería, precisamente, llegar a un punto como sociedad en el que las mujeres no tuvieran que recurrir a plataformas exclusivamente femeninas por miedo a ser agredidas.
Solo en 2019, Uber registró más de 3.000 denuncias de agresiones sexuales en Estados Unidos que involucraban a pasajeros y conductores. En la misma línea, al menos 52 pasajeros de California demandaron a Lyft el año pasado tras haber sido agredidos o acosados por sus conductores.
Las pioneras en España y el panorama actual
En España, dos mujeres pioneras abrieron el camino en este oficio: Dolores Trabado, que obtuvo la licencia en 1923, y Piedad Álvarez, en 1932. Dolores, apodada "Lola de la Cruz Roja", se inició con su taxi a prestar servicios para la Casa de Socorro de Pontevedra.
Por su parte, Piedad, conocida como "La Peñina", ejerció de taxista en León, su ciudad natal. Pasó 42 años al volante.
Actualmente en España solo un 4 % de los taxistas son mujeres, aunque el número ha ido aumentando con los años hasta doblarse en la última década. Como ejmplo y según datos de 2018 de la app Mytaxi, en Madrid las mujeres solo representaban un 6 % del sector: 741 mujeres frente a 20.655 hombres.
De acuerdo al perfil de la mujer taxista elaborado en marzo de este año por Free Now, el 45 % se sitúa en una franja de edad de más de 45 años, mientras que solo un 1 % tiene menos de 25 años.
Aquí la dificultad de conciliación laboral y familiar juega un papel determinante, así como la escasa o nula representación de mujeres en las altas esferas del sector.
Po otro lado, l mitad de estas mujeres tiene una experiencia laboral de más de 10 años, y más de la mitad comparte la licencia con otros conductores.
Según esta encuesta, en la que no se desvela la muestra, el 58 % se ha sentido alguna vez discriminada por un cliente varón. Por otro lado, un 63 % cree que el principal motivo de que las mujeres taxistas no denuncien situaciones discriminatorias es la dificultad para demostrarlo.
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