Las mujeres saudíes llevan nueve meses sin ser castigadas por ponerse al volante. Les ha costado 60 años recuperar lo que hasta ahora ha siso un privilegio reservado a los hombres -conducir-, aunque aún han de someterse a un estricto sistema de tutela masculina para llevar a cabo tareas cotidianas.
La realidad hoy gira en torno a clases de conducir más caras para las mujeres, falta de profesoras y una burocracia que ralentiza el camino de las saudíes hacia una libertad con condiciones.
Vivir esperando al chófer
Las mujeres saudíes conducen desde el 24 de junio de 2018.
La potencia petrolera publicó en septiembre de 2017 un decreto en el que se permitía la expedición de permisos de conducir tanto para hombres como para mujeres. En el caso de este decreto, el hecho de limitar la movilidad de las mujeres implicaba un importante obstáculo laboral, social y por ende, económico para el país.
Ahora sacarse el carnet ya no requiere el permiso de un varón, como sí lo requiere estudiar, aceptar un trabajo, viajar o incluso someterse a una operación de urgencia.
Un interesante reportaje que publica Ángeles Espinosa en El País Semanal destapa los obstáculos que se esconden tras el aparente aperturismo: apenas una autoescuela donde sacarse el carnet, largas esperas y precios desorbitados para las mujeres:
"Frente a los 400 riales (94 euros) que pagan los hombres, las autoescuelas para mujeres cobran 2.500 riales (588 euros) por 20 horas de teórica y 30 de prácticas".
A eso se le suma la lentitud burocrática (valga la redundancia) para poder convalidar los carnets extranjeros y la escasez de instructoras.
Lo cierto es que para una familia saudí puede resultar mucho más económico que las mujeres no tengan que depender de un chófer, hasta ahora obligatorio, que las transportara. Según explica El País, fuentes de las autoescuelas estiman que se ha procesado una quinta parte de las 120.000 solicitudes iniciales para obtener el carnet.
Parece sin embargo que la aceptación, a pesar del primer 'shock' inicial entre la población de ver a una mujer al volante ha sido bastante buena. Nada más hacerse efectivo el decreto, muchas mujeres se apuntaron en la plataforma de Uber para ejercer de conductoras. La plataforma incluso ha introducido una opción para que puedan atender solo a mujeres si se desea.
El proceso de reformas impulsado por el príncipe heredero y gobernante de hecho, Mohamed Bin Salmán, incluye un ambicioso objetivo de un 30 % de participación femenina en la fuerza laboral para 2030 como parte de su 'Visión Nacional 2030', que también incluye reducir su dependencia del petróleo.
Como parte de este programa, la Fórmula E -la categoría de monoplazas 100 % eléctricos- hizo su debut el 15 de diciembre de 2018 en las calles de la antigua ciudad de Diriyah... con mujeres al volante.
La cara B del aperturismo: activistas aún entre rejas
Desde que en 1957 el gobierno de Riad dejó de emitir licencias de conducir a las mujeres y nacía el boom fundamentalista, los sectores más conservadores han esgrimido el argumento de que las mujeres que conducen socavan los valores sociales.
Uno de los argumentos que esgrimían los ulemas era el de qué pasaría en caso de infracción o accidente de tráfico: ¿cómo iban a relacionarse un hombre y una mujer en esa situación? Ahora que las mujeres pueden, entre otras cosas, acudir a un partido de fútbol y conducir, se habla de aperturismo mientras la sombra de la represión sigue ahí.
El mes pasado más de 30 países en el Consejo de Derechos Humanos pusieron a Arabia Saudita en el punto de mira por detener a mujeres activistas que luchaban precisamente por su derecho a conducir.
Amnistía Internacional ha denunciado que 11 activistas fueron arrestadas en mayo de 2018 por reclamar públicamente su disconformidad ante la prohibición de que las mujeres saudíes no pudieran conducir. La organización asegura que, a 13 de marzo de 2019, aún seguían retenidas en régimen de aislamiento, sin acceso a abogados, familia, e incluso fueron torturadas.
Según informó The Guardian, en el momento de los arrestos, el fiscal dijo que cinco hombres y cuatro mujeres se encontraban bajo la sospecha de dañar los intereses del país y ofrecer apoyo a elementos hostiles en el extranjero. Tres docenas de países, incluidos los 28 miembros de la Unión Europea, pidieron a Riyadh la semana pasada que liberara a los activistas.
El pasado mes de enero de 2018 las mujeres saudíes acudieron por primera vez a un Salón del Automóvil para mujeres a orillas del Mar Rojo. Nace así un nuevo nicho de mercado mientras las mujeres seguimos haciendo cosas por primera vez.