Recordarás que a finales de agosto hablamos sobre cómo un camión cargado con detonadores para airbag de Takata explotaba junto a una carretera en Texas, arrasando una vivienda y llevándose por delante la vida la dueña que estaba en el interior.
Tras más de un mes de investigación, el Departamento de Transporte (DOT) ha concluido que la empresa a la que Takata subcontrataba el transporte de sus piezas hasta la planta de montaje, Industrial Transit, es un auténtico despropósito y un peligro para la seguridad pública.
Un escándalo que supera las fronteras de Takata
El resultado de la investigación concluye que el conductor del camión entró demasiado rápido en la curva, volcó, se prendió fuego y, como consecuencia, el material explosivo que transportaba saltó por los aires. La deflagración, además de matar a la mujer, hirió de forma severa a los dos ocupantes del camión que lograron bajarse a tiempo y a un matrimonio que circulaba por la carretera en su Toyota.
Lo peor de todo no es que en fallo humano derivase en un accidente y el accidente a su vez en una explosión. La parte más relevante de la investigación del DOT deja al descubierto las vergüenzas de Industrial Transit, la empresa de transporte, que "debido a varias y graves violaciones en materia de seguridad supone un peligro público, por lo que se ordena el cese de su actividad dentro y fuera del estado de Texas".
Industrial Transit contaba con cinco camiones dedicados principalmente al transporte de componentes para la fabricación de automóviles como los detonadores de Takata, pero la empresa no habría formado a sus empleados en la manipulación de mercancías peligrosas, ni les habría informado sobre el tipo de carga, ni habría dispuesto de ningún procedimiento de seguridad.
Más allá de esto, la compañía tampoco estaría revisando las horas que sus conductores estaban al volante, dos de ellos ni siquiera contaban con la licencia apropiada para el transporte de mercancías, ni se estaban sometiendo a los requerimientos en cuanto a test de drogas y alcohol. Uno de ellos incluso siguió haciendo su trabajo tras negarse a realizar un control aleatorio, sin amonestación por parte de la empresa.
Los camiones de Industrial Transit investigados tampoco estaban en su mejor momento. De las últimas 10 inspecciones realizadas, en todas ellas los vehículos tuvieron que ser retirados temporalmente del servicio. Cuando el DOT comenzó la investigación se encontró con numerosas deficiencias como frenos mal calibrados, piezas de la dirección perdidas, muchas fugas de fluidos y ausencia de extintores obligatorios.
De acuerdo con la Federal Motor Carrier Safety Administration (FCMSA) que regula la seguridad del tráfico en Estados Unidos, esta compañía había recibido en total entre 10 y 20 órdenes de cese de operaciones entre las que iban dirigidas a toda la empresa o a personas físicas relacionadas con ella entendiendo que la organización supone un peligro para sí misma, para el resto de usuarios de la vía o para cualquier peatón cercano.
Hasta que no solucione todos los problemas que la investigación ha puesto sobre la mesa, la empresa no podrá realizar ningún servicio de transporte bajo el riesgo de sanción administrativa a partir de 25.702 dólares y un delito criminal contra la seguridad pública que puede ir desde los 25.000 dólares hasta un año de prisión. Poco me parece teniendo en cuenta que la actuación de esta empresa ya se ha cobrado una vida.
El escándalo de Takata parece no tener fin, aunque este problema no sea directamente relacionado con la empresa. En total, contando con la mujer de Texas, ya van 12 muertes y 1,43 millones de vehículos afectados en todo el mundo.