Giorgetto Giugiaro es leyenda viva de la automoción. A quienes no les suene por su nombre, seguro que les sonará su extensa obra, pues el diseñador italiano es el padre de coches tan míticos de la década de 1970 y 1980 como el Hyundai Pony Coupé, los primeros Volkswagen Golf y Jetta, el DMC DeLorean, el BMW M1, el Ferrari 250 GT Bertone o el Lotus Esprit.
Un auténtico creador de tendencias que para muchos es, sin duda, el mejor diseñador de coches de la historia. Sin embargo, el que fue alma mater de estudios como Bertone, Ghia o Italdesign en realidad no quería ser diseñador de coches… y nunca lo habría sido si no hubiera sido rechazado en la que siempre fue su primera opción.
Cuando las segundas oportunidades son mejor que las primeras
“Me llamo Giorgetto Giugaro y tengo una larga carrera en el diseño. Soy un pintor fracasado y quería ir a la academia de arte, no incorporarme a una gran industria automovilística”.
Así empieza esta preciosa entrevista que publica ‘The Drive’ en la que el diseñador de 84 años recuerda cómo fueron sus orígenes en el sector del automóvil, casi fruto de la serendipia. Jeremy Hart, quien en su día retransmitía carreras de coches, es el artífice.
“Cuando observo aspectos como las estructuras, los componentes, incluso la mecánica de los coches, veo mucho arte no reconocido distinto al arte de Picasso, Rafael... al que estamos acostumbrados”, dice.
Hijo y nieto de grandes artistas, natural de Garessio (Italia), Giorgetto Giugiaro siempre había querido ser pintor, y lo intentó con todas sus fuerzas: de día estudiaba en una academia de arte y por las tardes tomaba clases de dibujo técnico. Pero no tuvo suerte con las pruebas de acceso, y fue rechazado en la escuela de arte en la que tanto ansiaba entrar.
No nació grande como sus ídolos, pero llevaba en la sangre la genialidad, la creatividad y la habilidad necesarias para triunfar, así que alcanzó esa grandeza gracias a su plan alternativo: diseñar coches.
No había cumplido aún los 20 cuando empezó a trabajar en Fiat de la mano de otro gran diseñador italiano, Dante Giacossa (padre del Fiat 500 o de nuestro querido SEAT 600), pero nunca se conformó con poco y fue evolucionando y creciendo personal y profesionalmente en las filas de distintos grandes fabricantes.
Desde los coches más exclusivos, como el Iso Grifo o el Rivolta, a los más populares como el Volkswagen Golf o el Fiat Panda, pasando por infinidad de prototipos y algún que otro fracaso estrepitoso como el Fiat Duna, no hay otro diseñador de coches que tenga tantos ‘hijos’ en su haber.
Alfa Romeo Scighera, Bugatti EB112, BMW Nazca C2, Maserati Medici, Italdesign Aztec... la lista es casi interminable. Incluso hizo sus pinitos en otros sectores, pero nunca dejó el motor. Y aún no lo ha hecho.
Fue el responsable de las formas del primer Hyundai Pony de 1974, y en la actualidad, casi 50 años después, también es el responsable de volverle a dar la vida. “Es sorprendente encontrarse con proyectos como éste, olvidados hace 50 o 55 años”, dice emocionado el diseñador, que lleva décadas trabajando ya por su cuenta.
Como él mismo dice, “en la historia del automóvil hay mucha creatividad que debería estar en un museo” pero, más allá de las joyas sobre ruedas que pueden verse de vez en cuando en algunas colecciones tanto privadas como en museos y/o salas de exposiciones, nadie que no sea él puede decir que tiene millones de obras de arte viajando continuamente por el mundo.