El que fuera CEO de Audi antes de ser arrestado en 2018, Rupert Stadler, acaba de testificar por primera vez en el marco del Dieselgate, y ha echado la culpa a ingenieros "deshonestos" de la compañía.
Así, ha defendido en el Tribunal de Múnich que los principales ingenieros no dieron al consejo de administración de Audi información suficiente para detectar el fraude antes.
Acusado de fraude y publicidad criminal
Según publica Bloomberg, la estrategia de Stadler se basa en dirigir la responsabilidad del escándalo destapado en 2015 en el Grupo Volkswagen -y que ha salpicado a marcas como Audi o Porsche- hacia los principales ingenieros de la firma de los cuatro aros.
El exconsejero delegado ha alegado que éstos revelaron solo fragmentos de la información que tenían en lugar de ofrecer una fotografía completa de la situación.
Esto obstaculizó sus esfuerzos por llegar al fondo del asunto y depurar responsabilidades, causando daños a la empresa, según ha defendido Stadler. En esta línea, asegura que instó a todos los empleados a compartir información relevante y ofreció amnistía para los denunciantes, y ha aprovechado para insinuar que la Fiscalía aparenta estar condicionada.
Sin embargo, dos ex ingenieros de la firma alemana aseguran que los miembros de la junta directiva conocían las manipulaciones en los motores -equipados con dispositivos de desactivación en rodillo de pruebas-, pero su único fin era vender más vehículos diésel tanto en Estados Unidos como en otros mercados.
En concreto, 434.420 vehículos manipulados de Audi, Volkswagen y Porsche en los mercados europeos y en Estados Unidos.
De acuerdo a la información de la cabecera económica, los fiscales alegan que el exjefe de motores de Audi, Wolfgang Hatz, quien también está siendo juzgado en el caso, sabía del engaño ya en 2008. Él lo ha negado.
En 2019 la Fiscalía alemana acusó de fraude al exdirectivo y de haber estado "al tanto de las manipulaciones desde finales de septiembre de 2015, a más tardar, pero no impidió la venta de los vehículos Audi y Volkswagen afectados a partir de entonces" .
Un año antes, Audi había acordado pagar una multa de 800 millones de euros, reconociendo su responsabilidad en el escándalo.
El juicio se prolongará hasta finales de 2022, y Stadler se enfrenta a una sentencia de entre seis meses y 10 años de cárcel, según la ley alemana. El mes que viene se enfrentarán a los tribunales otros 'peces gordos', como el expresidente del consorcio Volkswagen, Martin Winterkorn.
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