Estamos gastando diésel por encima de nuestras posibilidades. La explicación de por qué pagamos más por el gasóleo que por la gasolina

El diésel ya es más caro que la gasolina. La gasolina ha ido bajando progresivamente mientras el diésel ha roto la tendencia a la baja para repuntar durante las últimas semanas.

Se da la extraña circunstancia que hoy, de media, el diésel cuesta 16 céntimos el litro más que la gasolina sin plomo 95. Y al mismo tiempo el precio del petróleo parece estabilizarse en torno a los 92 dólares el barril. Entonces, ¿por qué el diésel no parece querer alejarse de los dos euros el litro, cuando petróleo y gasolina bajan?

Es consecuencia de una simple regla, la de la oferta y la demanda. Cuando hay exceso de demanda y poca oferta, los precios suben. En cuanto a la causa de esa escasez de oferta, ahí es donde se complica la cosa.

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), no hay más capacidad en las refinerías para producir diésel, lo que hace que se consuma más diésel en el mundo del que se produce. En realidad, cierta capacidad adicional hay, pero nuestras economías occidentales no tienen acceso a ella, pues están en Rusia.

No podemos comprar diésel a Rusia...

"Europa importa cerca de la mitad de su gasóleo de Rusia y la otra mitad de Oriente Medio",explicó Russell Hardy, jefe del comerciante de petróleo suizo Vitol. Y según la AIE, Rusia exportaría en condiciones normales unos 2,85 millones de barriles diarios (mb/d) de productos petrolíferos, de los cuales 1,1 mb/d son de gasóleo.

De momento, todavía se importa diésel ruso (no se cierra el grifo de golpe), pero podría ser peor cuando las sanciones se empiecen a ejecutar de forma estricta a finales de 2022. Y las reservas de gasóleo ya estaban en mínimos a principios de año.

Las tensiones en el mercado ya existían antes de la invasión rusa, con unos stocks muy bajos en China, Estados Unidos y Europa a consecuencia de la brusca reaceleración de la economía tras dos años de pandemia. Tanto es así que a finales de 2021, China introdujo un racionamiento para los camiones, con un límite de 100 litros al día.

Para colmo, Europa está utilizando más gasóleo para generar energía estos días, frente a los disparados precios del gas. El cual provenía en gran medida de Rusia.

La AIE "espera que los mercados de productos derivados, especialmente el diésel, sigan en déficit debido a la falta de capacidad de refino fuera de China. Los mercados mundiales de diésel están muy ajustados por una demanda sólida, junto a unas cuotas de exportación chinas más bajas, que han reducido drásticamente sus ventas al extranjero".

China, que tiene capacidad para refinar, ha optado por dar prioridad al abastecimiento local. Así, la consultora de materias primas JLC espera que las exportaciones chinas de diésel en 2022 se reduzcan en un 74% respecto a 2021, hasta los 4,5 millones de toneladas.

Nuestra inflación está en manos de terceros países

Más allá de unos precios altos cuando vamos a repostar, el gasóleo alimenta nuestras economías y su elevado precio tiene una influencia muy directa sobre la inflación.

Camiones, trenes y barcos son gran consumidores de gasóleo y derivados. El mayor coste de su carburante se ve reflejado en todos los productos que consumimos y que llegan a nuestras tiendas.

Para evitar que la escasez de diésel se enquiste, debemos buscar alternativas al diésel y petróleo ruso y al diésel chino. En principio se podría refinar en Europa, pues tenemos refinerías que también producen gasóleo, el cual es un derivado del refinado de la gasolina. Pero nos enfrentamos a dos problemas, la calidad del crudo y la capacidad de refinado.

De media, cuando el petróleo crudo se refina, alrededor del 60% se convierte en gasolina y alrededor del 25% en diésel. El problema es que no todo el crudo es igual, hay muchas variedades diferentes. Algunos pueden ser ligeros y otros pesados, como gran parte del petróleo que exporta Rusia.

Y es justamente el crudo pesado, por su bajo contenido en azufre, que se necesita para refinar diésel. El petróleo procedente del fracking de Estados Unidos y Canadá, por ejemplo, tiene un alto contenido en azufre que hace inviable económicamente su refinado en Europa.

De hecho, en Estados Unidos, el diésel lleva años por encima de la gasolina por esa razón. En Europa, los precios del gas y la falta de inversión en las refinerías hacen que no sea una opción viable (el gas se utiliza para generar hidrógeno para eliminar el azufre). Europa, sencillamente, no tiene capacidad de refinado adicional.

En consecuencia todas las esperanzas están puestas en las refinerías actualmente en construcción en Kuwait, Nigeria y México, rezando para que se completen lo antes posible.

No olvidemos que el embargo total al crudo ruso y derivados entra en vigor a finales de este año, pero estas refinerías no estarán funcionando a pleno rendimiento hasta finales de 2023. Se avecina un año complicado, en todos los aspectos.

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