Consumada se halla la tragedia. Era un secreto a voces, España alcanza récords de precios en gasolina y gasóleo. La gasolina tocó techo en abril (1,498 euros/litro) y el gasóleo en marzo (1,399 euros/litro). Según el último boletín petrolero de la UE, los nuevos récords son 1,511 euros/litro para gasolina y 1,42 euros/litro para gasóleo.
Después de semanas de respiro, empezó la subida. Desde la semana pasada, la gasolina subió un 2,8%, el gasóleo un 1,8%. Pero si lo comparamos interanualmente, es peor. La gasolina ha subido un 16%, el gasóleo un 10,5%. Y todo esto a falta de que suba el IVA en semana y poco del 18% al 21%, y sin céntimo verde.
No solo nos pasa a nosotros. En París ya han llegado a 2 euros/litro en gasolina en una zona cara. En Italia también han superado esa barrera psicológica en varias gasolineras del norte del país, la zona más rica. Echar 50 litros de gasolina ya cuesta más de 100 euros. Al gasóleo le falta poco ya.
Al menos en Italia hay alternativas extendidas como el gas licuado de petróleo (GLP, allí se llama GPL) y el metano (GNC). De hecho, en Italia y España el litro de GLP cuesta casi lo mismo, 78 y 74 céntimos por litro respectivamente. El metano es aún más barato.
¿Dónde está la gasolina más cara de Europa? Dejando aparte el poder adquisitivo, Suecia, 1,863 euros por litro. La más barata se vende en Rumanía, a 1,314 euros por litro. El gasóleo más caro se vende en Reino Unido, a casi 1,8 euros por litro.
Si nos comparamos con nuestros vecinos de la Europa de los 27, no estamos tan mal. Ellos rozan los 1,7 euros por litro en la gasolina y 1,543 euros por litro en el gasóleo. Puede ser peor. Menos mal que el embargo de petróleo a Irán no iba a tener consecuencias en los precios. Inserten aquí carcajadas.
Esta escalada de precios parece no tener ningún tipo de control, y los gobiernos de la Unión Europea deben hacer algo y lo tienen que hacer ya. No hay que hacer únicamente rebajas de impuestos, como se plantean los franceses, sino atajar la especulación y el artificial sistema de precios que ahoga nuestras economías.
Dado que la inmensidad del transporte de mercancías y personas se realiza por carretera, es prioritario atacar la escalada de precios. Si no paran de bajar las ventas en Europa, con esos precios, la cosa no va a mejorar. Dan más ganas de prender fuego al coche que ya tenemos antes de comprar otro, ¡aunque consuma menos!
El drama que vivimos nos recuerda la triste realidad: el petróleo abundante y barato se ha terminado. Mientras tanto, seguimos enganchados económicamente a él, y si sube el petróleo, sube prácticamente todo. Alguien tiene que parar este tren antes de que descarrile.
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