Tesla puede salir del juego de la bolsa. Así de rotundo fue Elon Musk en un tuit en la jornada de ayer y posteriormente en un comunicado remitido a sus trabajadores en el que explica los motivos, que básicamente se resumen en evitar a los cortoplacistas que quieren hacer daño financieramente a su compañía y aprovechar sus bajadas de valor en bolsa para ganar dinero.
Lo que Elon Musk hizo ayer fue presentar una posible OPA (oferta pública de adquisición) de exclusión a través de la cual Tesla se compraría a sí misma en bolsa para sacarla de un entorno en el que, al menos ahora, no quiere estar. ¿Por qué? Porque Musk cree que la sobreexposición de estar en bolsa no favorece el desarrollo de su empresa, sino todo lo contrario.
Las posibles consecuencias de la salida de bolsa de Tesla
Las consecuencias de un anuncio de esta magnitud no se han hecho esperar. Durante la jornada de ayer la cotización de las acciones subió un 7,4% (367 dólares por acción, el valor más alto de los últimos tres meses) antes de que SEC (United States Securities and Exange Commision) apartase temporalmente a Tesla de cotización hasta que la empresa de Musk no aporte más información sobre su escenario.
Utilizar Twitter para realizar este tipo de anuncios es una vía legalmente reconocida siempre que los accionistas hayan sido informados de que se va a utilizar este medio, aunque Musk, como magnate 2.0 utiliza las redes sociales como herramienta de marketing y sólo con un tuit ha conseguido una revalorización que ayer llegó al 17% acumulado en 2018. Un movimiento cortoplacista, justo lo que Musk critica al estar expuesto públicamente en bolsa.
Si finalmente Tesla sale de bolsa, es más que probable que el efecto llamada se consolide, disparando la demanda de acciones y volviendo a incrementar su valor en el momento que se haga efectivo el anuncio. El riesgo para los accionistas de última hora es que la apreciación de las acciones se acerque a los 420 dólares por acción prometidos por Musk en la OPA de exclusión.
Musk ha asegurado que ya cuentan con la financiación necesaria para realizar la operación, un movimiento que necesitaría de un capital circulante próximo a los 71.000 millones de dólares (82.000 millones según Bloomberg). Este desembolso da vértigo, sobre todo para una empresa que sólo ha arrojado beneficios en dos trimestres desde 2010.
Los posibles pujantes a la hora de soportar este movimiento son, en parte, los mismos que han provocado este escenario de cierta inestabilidad. El fondo soberano de Arabia Saudí ha comprado 2.000 millones de dólares en acciones de Tesla, generando cierto rechazo por algunos sectores.
El propio fondo árabe con el príncipe Mohamed Bin Salman al frente podría ser uno de los principales apoyos en el futuro privado de la empresa de Musk (su participación actual se sitúa entre el 3% y el 5%), así como el fondo soberano de Noruega o el fondo Fidelity que ya posee buena parte de SpaceX.
Mirando a futuro, si Tesla no permanece en el mercado y se aleja de la facilidad de acceso que da la bolsa, pueden tener un problema a la hora de captar capital. Las ampliaciones de capital podrían atragantarse a la hora captar inversores al tener una teórica menor publicidad, aunque también puede ocurrir todo lo contrario al ser más difícil de invertir en Tesla.
Siempre le quedará a Musk el último escenario que ha planteado en su carta a los trabajadores, sugiriendo una posible vuelta a bolsa cuando Tesla cuente con una estructura financiera mucho más sólida en la que ya no le importe la exposición al mercado.
A tenor de los escenarios anteriores, la trayectoria del hype financiero levantado por Tesla y una hipotética fase de desbolsización de la marca, si el fabricante volviera al mercado podría ocurrir un repunte astronómico como ocurrió en su primer día de cotización con un incremento del valor del 41%.
Tesla salió demasiado pronto a bolsa
La clave del asunto está en la raíz, mucho más abajo de los anuncios en Twitter. Tesla puede salir de bolsa legítimamente y apartarse de los negocios especulativos de las finanzas, es más, posiblemente debería hacerlo; la clave es que Tesla salió demasiado pronto a bolsa.
Tesla salió a bolsa el 8 de agosto de 2010 con las acciones a un precio de 17 dólares (recuerda que ayer llegaron a costar 367 dólares), 7 años después de su fundación y 2 años antes de la comercialización del que sería su primer gran éxito, el Tesla Model S. Hasta entonces sólo tenían en cartera el Tesla Roadster (el primero, el que han mandado al espacio).
Comenzó a medirse contra gigantes de la talla de General Motors y Ford a los que ahora ha superado en cotización en valor de mercado con 58.000 millones de dólares pese a una trayectoria notablemente más discreta en lo que se refiere a fabricación de automóviles.
Sin una solidez financiera suficiente es difícil sobrevivir en bolsa sin ser carne de cortoplacistas o sin exponerse demasiado a la voracidad del mercado secundario. Quizá este movimiento de Musk sea el más inteligente, aunque puede que lo más razonable hubiera sido no salir a bolsa en 2010.