Europa empieza a asustarse y prevé nuevos planes de proteccionismo frente a EEUU y China con el coche eléctrico de por medio

Los dirigentes de la Unión Europea se reunieron el jueves en Bruselas para debatir un plan "Made in Europe" para dar una respuesta al Inflation Reduction Act (IRA) estadounidense que entrara en vigor en 2023.

Es decir, se va a buscar la manera de evitar la fuga de inversiones en detrimento de Europa y a favor de Estados Unidos. De trasfondo ya se intuye una forma de proteccionismo similar al estadounidense.

Ese Decreto de Reducción de la Inflación contempla ayudas a la compra solo a coches eléctricos que estén ensamblados en el país e incentivos para que los consumidores compren productos estadounidenses, como coches eléctricos, baterías y producción de energías renovables. Washington cifra las ayudas estatales previstas en 430.000 millones de dólares.

Esta reunión de la UE interviene al día siguiente de Washington escuchar criticas por ese decreto en la reunión de la Organización Mundial del Comercio por la UE, el Reino Unido y otros países miembros.

Entre las voces críticas en Europa, Alemania, Francia y algunos otros países han sugerido que la ley estadounidense podría perjudicar a las empresas de la UE y tentarlas a deslocalizar su producción a Estados Unidos o invertir allí en lugar de Europa.

Al fin y al cabo, fabricar en Estados Unidos no les cerraría la puerta de Europa debido a los acuerdos de libre comercio que hay entre ambos lados del Atlántico. BMW y Mercedes-Benz, por ejemplo, llevan un par de décadas fabricando sobre todo SUV en Estados Unidos para venderlos luego en Europa.

Así, la UE ha creado un grupo de trabajo para dar una respuesta al IRA, el cual ya se ha reunido varias veces desde finales de octubre. La UE quiere que sus fabricantes tengan el mismo acceso al mercado estadounidense que los de Canadá y México, con los que Estados Unidos tiene acuerdos comerciales.

Tanteando el terreno: ¿ayudas europeas o nacionales?

Pero al mismo tiempo va preparando el terreno para aplicar medidas más o menos similares. Así, los países miembros de la UE han recibido un cuestionario de la Comisión Europea con preguntas tan directas como "¿Tiene ejemplos en los que la disponibilidad de ayudas públicas en jurisdicciones de terceros países haya provocado o vaya a provocar la deslocalización de inversiones en sectores estratégicos para la transición ecológica de la UE?".

La Comisión Europea plantea también la cuestión de las ayudas a aportar con la siguiente pregunta: "En su opinión, ¿sería apropiado y/o útil un aumento de la intensidad de las ayudas para las empresas activas en sectores que se consideran en riesgo real de deslocalización o emisoras de carbono?"

Las ayudas podrían venir de un nuevo fondo de ayuda financiado por la emisión de deuda a nivel europeo, como se hizo para las ayudas tras la pandemia de Covid-19, y para financiar la ayuda a Ucrania. Sin embargo, los países llamados "frugales" (Austria, Dinamarca, Países Bajos y Suecia) no están por la labor de crear un nuevo fondo que se financiaría emitiendo una deuda común.

En su lugar, abogan por una flexibilización de las ayudas que puedan dar de forma unilateral como estados. Al estilo de los 200.000 millones de euros de ayudas a empresas y ciudadanos vulnerables para hacer frente a los elevados precios de la energía.

Si bien es algo que se ha ido flexibilizando desde el inicio de la crisis energética, es una opción que no deja de inquietar a los países de la UE con economías más débiles. Estos países se verían perjudicados al sufrir una competencia desleal frente a las economías más ricas, como Alemania o el club de los países frugales.

Hacia un proteccionismo europeo

Sea cual sea el resultado de esas discusiones, a principios de 2023 podríamos ver una serie de propuestas que van en el mismo sentido que las medidas proteccionistas de Estados Unidos, las cuales están inspiradas en el modelo chino.

Francia, por ejemplo, lleva preparando el terreno y la opinión pública para esa eventualidad de hace meses con declaraciones de su Ministro de Economía Bruno Le Maire y del propio presidente Emmanuel Macron. Francia no es la única, Olaf Scholz, el Canciller alemán, acordó con el presidente francés preparar una respuesta a las medidas proteccionistas estadounidenses tras el acuerdo que mantuvieron ayer en París.

De momento, el impuesto ecológico europeo para las importaciones de toda clase de productos y en especial de los coches es una primera medida proteccionista, aunque ésta parece diseñada más bien para limitar las importaciones chinas que para contrarrestar el decreto estadounidense.

Su objetivo, recordemos, es anular la ventaja económica que tienen los productos fabricados a bajo coste fuera de Europa gracias a leyes laxas con el medio ambiente o con energía muy contaminante, como es el caso de China donde el 57% de su energía a bajo precio proviene de la quema de carbón.

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