La transición energética está provocando un fuerte aumento de la demanda de almacenamiento de electricidad, lo que plantea serios retos en torno al coste y a la eficiencia del proceso. Una start-up alemana ya trabaja en una solución sostenible, económica y escalable que podría revolucionar el mercado: baterías cuya materia prima es la sal.
JenaBatteries lleva años trabajando en estas baterías de flujo sin metales, que según la empresa, no requieren ninguna materia prima crítica para su fabricación. Entre sus principales ventajas se encuentra el hecho de que no podrán explotar ni incendiarse.
Contenedores con capacidad de hasta 400 kWh
En lugar de almacenar la energía en electrodos fijos, las baterías desarrolladas por los técnicos de JenaBatteries llevan un sistema de depósitos y celdas electroquímicas escalables que contienen una solución salina tanto para el polo positivo como para el negativo.
Se denominan baterías de flujo “redox”, término que alude por una parte al medio de almacenamiento líquido y por otra, a la reducción o absorción de electrones y a la oxidación o liberación de los mismos.
Otros sistemas de almacenamiento de electricidad “necesitan cantidades considerables de materias primas y también materias primas críticas”, según el CEO de JenaBatteries, Philipp Hammans. Sin embargo, este tipo de batería de flujo redox no, ya que su materia prima es la sal.
La cantidad de electrolito define la capacidad de la batería, y el área y el número de celdas influyen en su rendimiento. Esto permite que se pueda adaptar una solución de almacenamiento de energía u otra, dependiendo de las necesidades.
Una de las mayores ventajas de este tipo de baterías es que la sal está disponible en grandes cantidades en todo el mundo. Además, a diferencia de las baterías convencionales, las de Jena no utilizan ningún metal. Por su sostenibilidad, esta tecnología es una alternativa a las baterías de iones de litio o a las baterías de flujo redox que contienen metales, como las basadas en el vanadio. También es importante recalcar que no pueden arder ni explotar.
Actualmente, los desarrolladores alemanes tienen en cartera una solución de contenedor escalable con una capacidad de 400 kWh y una potencia de 100 kW. Sin embargo, JenaBatteries no "despegará" todavía con esta variante, sino que quiere llevar su tecnología “al siguiente nivel y buscar soluciones a gran escala", según Hammans.
El principal objetivo para la empresa es ofrecer sistemas de almacenamiento de electricidad con una potencia muy superior en cinco años como máximo. Para conseguirlo, su principal reto en la actualidad es automatizar la fabricación de sus baterías, que todavía se fabrican manualmente. Pretenden lograrlo de cara a 2023 o 2024 gracias a los inversores actuales y a los proyectos que ya tienen en marcha.
El proyecto finalizado más reciente de JenaBatteries en Europa con este tipo de tecnología se completó en 2019 en los Países Bajos, como parte de la iniciativa denominada "EnergyKeeper" de la UE. Una batería de flujo redox sin metal con una capacidad de 100 kWh de la firma alemana constituye el corazón de la infraestructura de una red inteligente en el centro de pruebas ACRRES.
Respecto a otros proyectos que la start-up tiene en marcha en Alemania para conseguir fondos, destaca su participación en el denominado “Proyecto OMEI” (Open Mobility Charging Infrastructure), que gira en torno a la creación de una infraestructura de carga de movilidad abierta para vehículos eléctricos en la región de Ilzer Land y está dotado de una subvención de hasta 4,5 millones de euros.
El objetivo de JenaBatteries en OMEI es crear un sistema de almacenamiento sostenible, con el fin de transferir el concepto a otros lugares de Europa. Para ello, se recopilarán datos reales que serán de libre acceso.
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