Tras varios años de pruebas, Suecia quiere ser el primer país europeo en contar con un tramo de carretera electrificado de forma permanente, cuya finalidad es recargar los vehículos eléctricos que circulen por ella y, de esta forma, reducir la necesidad de los conductores de parar en puntos de carga.
Situado en la autopista E20 que une Suecia, Estocolmo, Gotemburgo y Malmö, se prevé operativo en 2025, y es el primero de los más de 3.000 km de carreteras electrificadas que planea construir Suecia de aquí a 2045. Pero aún no se ha revelado ni qué tipo de tecnología se empleará en dicho tramo exactamente ni con cuántos km contará.
En busca de soluciones para ayudar al despunte de los eléctricos
Suecia es uno de los países pioneros en probar diferentes tecnologías que podría permitir que las carreteras electrificadas (ERS, por sus siglas en inglés) sean una realidad en el futuro.
Ya en 2016 inauguró en Gävle (centro del país) un tramo de carretera de dos km que utilizaba catenarias para permitir que vehículos pesados se recargaran mediante pantógrafos, de forma similar a un tren eléctrico o un tranvía.
En 2018, se inauguró un tramo de 2 km que une el aeropuerto de Arlanda (Estocolmo) con un importante centro logístico sueco (eRoadArlanda), que fue el primero en el mundo que permitía recargar batería a los camiones eléctricos mediante un brazo móvil previamente instalado en sus bajos al más puro estilo Scalextric.
En noviembre de 2019, en la isla sueca de Gotland, se electrificó un tramo de 1,6 km de carretera utilizando bobinas de carga colocadas bajo el asfalto para cargar vehículos eléctricos mediante inducción. Aunque el ejecutivo sueco aún no ha revelado muchos detalles sobre este último ensayo, todo apunta a que podría ser este el sistema elegido para su último proyecto.
En esencia, esta tecnología de carga por inducción funciona de la misma forma que lo haría en un dispositivo móvil (aunque a gran escala).
Por un lado, una serie de bobinas de cobre van instaladas bajo la superficie de la carretera, en pequeñas zanjas de poca profundidad. Una vez colocadas, se pavimenta encima con asfalto. Por otro, los vehículos han de contar con receptores que se encargan de transmitir la energía a las baterías mientras ruedan por la carretera.
Dependerá de cada tipo de receptor, y de cuántos se puedan poner en cada vehículo (los coches podrán llevar uno o dos y los camiones, más) pero por ejemplo en las pruebas de Gotland se han utilizado receptores que permiten la recarga a un máximo de 15 kW de potencia.
Aunque aún queda mucho trabajo por delante para que este tipo de tecnología sea estable y pueda convertirse en un estándar, según recoge EuroNews, las investigaciones apuntan a que “sólo sería necesario electrificar el 25 % de la red viaria sueca” para ver resultados.
Implantar esta tecnología de forma generalizada, que ya se está probando también en Italia (con la colaboración del fabricante Stellantis), en Alemania, Francia o EEUU, no será ni rápido ni barato. A cambio, ofrece una alternativa a los conductores de vehículos eléctricos para eliminar el conocido estrés por autonomía y, de paso, para favorecer su implantación.
Y es que, a día de hoy, una de las principales limitaciones para los usuarios, además del precio medio de este tipo de vehículos, es la falta de una infraestructura de recarga potente y suficiente para la transformación a la que se está sometiendo el sector.
Además, quién sabe si con la implantación de carreteras electrificadas que realmente "aumenten la autonomía" media de lo vehículos eléctricos se facilitará a los fabricantes la posibilidad de equipar a sus coches con baterías más pequeñas y menos pesadas en un futuro.