Hasta 2023, en China mandaba el carbón: este combustible fósil representaba casi dos tercios de su producción de electricidad. Desde entonces ha pisado el acelerador con las energías renovables para reducir sus emisiones. Mucho: el Gobierno chino estima que el 40 % de su electricidad será renovable a finales de este 2024.
Esto se traduce en que la energía solar y eólica sumarán cerca de 1.350 GW anuales de los 3.300 GW totales. Junto a este boom de los renovables, China también ha disparado su capacidad de almacenamiento de energía renovable, vital para este tipo de fuentes intermitentes. Pero estas baterías apenas se usan y estuvieron inactivas casi a tiempo completo. Morir de éxito, le llaman.
Las baterías que guardan los excedentes de energía eólica y solar solo funcionan una vez cada dos días
La capacidad de producción de baterías de almacenamiento eléctrico en China es inmensa: ha superado a los coches eléctricos como el mercado de baterías de más rápido crecimiento en la República Popular, que ya es decir.
Cuando hablamos de energías renovables, el almacenamiento es determinante: la energía solar y eólica depende de la climatología, lo que supone que pueden generar grandes picos de producción o apenas nada (de noche, cuando no hace viento etc.). Así, que se pueda guardar este excedente para luego aprovecharlo, es esencial.
China ha hecho los deberes, y con nota. Este 2024, su capacidad de almacenamiento energético ha aumentado más de un 40 %, situándose por encima de los 44 gigavatios.
No obstante, estas baterías están muy desaprovechadas y apenas hacen su labor. Según datos de la Agencia Nacional de la Energía china (NEA), y que recoge Bloomerg, en la zona abastecida por State Grid Corp. of China y que cubre más del 80 % de la República Popular, el sistema medio estuvo en uso 390 horas y tuvo 93 ciclos de carga y descarga en los seis primeros meses del año.
Esto significa que las baterías que deberían almacenar el excedente de las fuentes renovables, funcionaron una vez cada dos días, además de estar inactivas el 91 % del tiempo.
Incentivar el uso de las baterías, no solo de producirlas. Que China haya impulsado notablemente en estos dos últimos años las energías renovables tiene el objetivo de reducir su dependencia del carbón y a la par sus emisiones. No en vano es el mayor contaminador del planeta y desde el año 2000, a la par del crecimiento de su industria ha disparado un 207 % sus emisiones de CO₂.
Así, la administración china ha impulsado incentivos mediante la creación de parques solares y eólicos. Y a su vez, también obliga por normativa a que estas instalaciones siempre cuenten con baterías para almacenar el sobrante de producción. Pero lo que no está incentivando es que las usen y se les saque provecho.
La medicina para hacerlo sería la de reformar el mercado eléctrico. Y es que la electricidad ya es muy barata ye vender el excedente de la energía almacenada no renta. Así una solución, como señala Bloomerg, sería la de tener tarifas dinámicas más flexibles y que cambien a diferentes horas del día: "puede crear un arbitraje comercial de energía que los sistemas de almacenamiento pueden aprovechar".
Además, que tal cantidad de energía esté disponible solo unas horas al día puede acabar causando problemas en una red diseñada para distribuir la energía en continuo todas las horas del día. Lo que también puede minimizarse si se usan las baterías.
Tal y como está ahora el mercado, en los picos de demanda se recurre a las centrales térmicas, y por tanto de energía generada por el carbón. China presume de que va a cumplir seis años antes de lo previsto sus objetivos de reducción de emisiones gracias a las renovables. Ahora su meta debe ser la de aprovecharlas al máximo, o será desandar lo andado.