En la jornada de ayer, el diario El Mundo, en su versión online, publicaba un vídeo en el que se mostraba el estado actual del Valencia Street Circuit. Tras ser utilizado por última vez durante el pasado mes de junio con motivo del Gran Premio de Europa, la dejadez de la autoridades está consiguiendo que la instalación pase a ser un solar abandonado sin futuro.
Uno de los primeros efectos de la dejadez por parte de las autoridades es el vandalismo. Un grave problema que han querido denunciar los vecinos de la zona y que se puede ver a simple vista. Al robo del cableado (todos conocemos la afición por robar cobre en nuestro país debido a su alto precio), los cuadros eléctricos e incluso de las tapas de las alcantarillas tenemos que sumarle la inundación del túnel que da acceso a la pista o el nuevo uso que se está dando al millonario puente de acceso a la dársena. En resumen un estado de abandono que roza el bochorno.
Allá por 2008, el Valencia Street Circuit se convirtió en el orgullo de las autoridades locales. Al igual que en Mónaco, los monoplazas iban a circular por un trazado urbano, aunque correspondiente a una zona portuaria, junto al mar y que otrora albergó un evento de la magnitud y el tronío de la Copa América. Dicho sea de paso, este último, un proyecto que también pasó a mejor vida. Un lujo al alcance de muy pocos promotores.
Un ejemplo, uno más, de la España del exceso, sobre todo teniendo en cuenta que a pocos kilómetros, en la localidad de Cheste, la Comunitat Valenciana tenía disponible un circuito (terminado al 100%) con homologación para albergar carreras de Fórmula 1 y que cuya particular disposición permite al espectador ver buena parte del circuito. Algo que tan sólo los trazados ovales norteamericanos pueden decir. Pero además, para mayor escarnio, el acuerdo con Bernie Ecclestone permitía que por primera vez en la historia, España se permitía el lujo de acoger dos grandes premios durante una misma temporada.
Pero del oro hemos pasado a la chatarra. El estado de dejadez mostrado en el vídeo no es más que el claro ejemplo de que en el futuro del Valencia Street Circuit no hay monoplazas de Fórmula 1 rodando a altas velocidades. Una consecuencia, o daño colateral, de los intentos que está realizando la Generalitat Valenciana por quitarse un "muerto" heredado de la burbuja vivida hace unos años.
Por el momento, y a pesar de los intentos, no hay nada cerrado, ni siquiera la posible alternancia con el Circuit de Catalunya. Por ello, y por contrato, la Fórmula 1 debería volver al Valencia Street Circuit en 2014. Pero como informaron hace unos días, de ser capaces de librarse de la penalización por romper su contrato, desde el gobierno estarían dispuestos, y encantados, a que Catalunya se quedase con la Fórmula 1 durante los próximos años.
El sueño se acabaría y el ingente esfuerzo, tanto en lo económico como en lo personal, tendría poco más de un lustro de vigencia. ¿Os imagináis construir un estadio de fútbol para cinco temporada y luego dejar que se caiga sólo? Pues más o menos es lo que está pasando con el Valencia Street Circuit. Del orgullo hemos pasado a la vergüenza.