El mundo del automovilismo está hoy de luto. María de Villota se marcha dejando detrás de ella una vida dedicada a su pasión, el motor. Corría por sus venas la velocidad, su padre, primo y hermanos están relacionados de alguna manera u otra con este deporte. Consiguió su objetivo: subirse a un monoplaza de Fórmula 1 y pisar el paddock de la categoría reina como piloto profesional.
El 3 de julio de 2012 su vida dio un giro de 180 grados. En Duxford cumplía su sueño, pero algo falló drásticamente y María impactó con la rampa de uno de los camiones del equipo Marussia, provocándole heridas irreversibles y la pérdida de un ojo. María sobrevivió y, desde entonces, se tomó la vida como un regalo.
Una vida dedicada a su pasión
Emilio de Villota había recorrido diferentes competiciones del automovilismo para debutar en la Fórmula 1 como piloto privado a finales de los setenta. El año que nació María, Emilio ganó la Fórmula Aurora. Desde pequeña, vivió rodeada de motor, asistió innumerables veces al Circuito del Jarama y dio sus primeros pasos en el mundo del automovilismo con 16 años, cuando comenzó en el karting. Dio el salto a los monoplazas con la Fórmula Toyota en el 2000 y en 2002 se inició en la Fórmula 3, donde permaneció hasta 2005.
Desde 2006 pasó a los turismos. Participó en un par de rondas del Campeonato Mundial de Turismos, en el Campeonato español de GT, en Daytona.. y en 2008 volvió a hacer su aparición en fórmulas, con el equipo de su padre, en el Euroseries 3000. Un año más tarde comenzó a defender los colores del Atlético de Madrid en la Superleague Fórmula, lo que también hizo en 2010, combinándolo con algunas carreras en turismos.
La Fórmula 1, un sueño que no abandonó
Dicen los pilotos que, cuando se suben a un kart para competir, siempre sueñan con probar alguna vez un monoplaza de Fórmula 1. María no era menos y quería seguir los pasos de su padre, a pesar de haber participado en otras categorías. Su oportunidad llegó en agosto de 2011, cuando pudo rodar en Paul Ricard en un R29 del equipo Lotus Renault. Eric Boullier, team principal de la escudería, dijo que hizo lo que se esperaban de ella. A finales del año, hizo una exhibición en las World Series by Renault celebradas en el Circuit de Catalunya.
Después de luchar por conseguir un puesto titular o un puesto de piloto de pruebas, María firmó un contrato para 2012 como test driver de Marussia. No se iba a subir al coche en sesiones oficiales, pero sí que iba a aprender y a rodar en los test aerodinámicos que su equipo tuviera que hacer y, si fuese posible, participar en los test de jóvenes de jóvenes pilotos.
El 3 de julio, en Duxford, llegó la primera oportunidad para María. Iba a rodar con el MR-01 de la temporada 2012, para hacer su primera prueba: un test aerodinámico. Algo falló e impactó con la rampilla de un camión del equipo. Fue trasladada a un hospital del Reino Unido, donde fue intervenida quirúrgicamente en varias ocasiones. Perdió un ojo, pero continuó luciendo una sonrisa que hizo pública en octubre del año pasado, en el Consejo Superior del Deporte de Madrid.
Desde entonces, María se tomó su vida de diferente forma, como un regalo. Sonrió más, recibió a medios de comunicación y conquistó al mundo con su espíritu de superación. Los que no coincidieron con ella en su vida deportiva, la homenajearon como persona y se quitaron el sombrero ante sus ganas de luchar y vivir.
María fue nombrada con diferentes cargos dentro del mundo del motor y automovilismo, como vocal de la RFEdA, embajadora de Mini y miembro de la Comisión de Mujeres en el Mundo del Motor de la FIA, entre otros.
Triste desenlace
Hace un año que María se presentó en público ante los medios, un once de octubre. Era feliz y tenía ganas de vivir. Hoy el mundo del motor está de luto. Se le echará de menos. Los que amamos el mundo del motor ponemos por encima de todo a la persona y hoy, somos más humanos que nunca. Recordamos su sonrisa, porque el último año no dejó de lucirla. María se marcha, nos deja con lágrimas en los ojos y un enorme vació en el automovilismo español, pero con su sonrisa en el recuerdo. Porque cada vez que hablemos de ella, la recordaremos sonriendo.
Para ser feliz no se necesita demasiado, con tener salud y estar rodeada de los tuyos ya es suficiente para disfrutar de la vida, que es un regalo. María de Villota
Hasta siempre, María