Sin duda uno de los misterios sin resolver que se arrastra desde la temporada pasada es el secreto que permite a Red Bull arrasar en clasificación. Desde 2010 acumulan 21 de 25 poles y un total de 10 veces han conseguido copar la primera línea. Una dictadura en toda regla la que ejercen cada sábado los coches de la bebida energética.
Desde The F1 Times apuntan a una razón que podría posibilitar este abrumador dominio. El secreto de su éxito estaría en aprovechar al máximo las bondades del difusor soplado. Ya el año pasado hubo indicios que apuntaban en esa dirección, aunque algunos han ido atando cabos para tratar de llegar a una conclusión al respecto. No deja de ser una conjetura, aunque bastante bien argumentada la verdad.
Ateniéndonos a lo que comentan en la página anterior, la ignición retardada es la culpable de dicha ventaja en clasificación. Ésta se refiere al control de los gases que expulsa el motor cuando el piloto no está haciendo uso del pedal del acelerador. Este detalle es en el que se basa el difusor soplado, que de esta forma trata de maximizar el agarre aerodinámico del monoplaza.
La FIA tiene dicho sistema en su punto de mira, e incluso lo prohibió para el Gran Premio de España, aunque se vio obligada a rectificar unas pocas horas después debido al revuelo que se formó. De todos modos ha quedado muy claro que el organismo regulador de la Fórmula 1 tiene al difusor soplado entre ceja y ceja y desde que pueda prohibirá su uso. ¿Cuándo? Está por ver, pero ya han dejado caer que quieren que sea pronto.
El Red Bull RB7 exprime al máximo el tema de la ignición retardada. Tanto que se rumorea que puede mantener el flujo de gases al 95-100% sin tener accionado el acelerador. Mientras tanto sus rivales tienen que conformarse con el 70-80% del total. Vamos, que los tubos de escape de los monoplazas austriacos expulsan prácticamente la misma cantidad de gas sin importarle si el acelerador está pisado o no. Apenas habría diferencia. Ese agarre aerodinámico extra además les serviría para abusar del DRS en clasificación.
El problema que se encuentran al emplear este sistema es que el consumo de gasolina aumenta. Para ello los de Red Bull tienen que llevar una carga ligeramente superior durante la clasificación. La cuestión es que compensan ese peso adicional con creces a la vista de los resultados. ¿Será este uno de los motivos por los que Red Bull últimamente sólo realiza un intento en la Q3? Algo que encima les viene de perlas para ahorrarse un juego de neumáticos.
No todo son ventajas. Debido a la utilización de este sistema los monoplazas de la bebida austriaca son más tragones. Un pequeño contratiempo que tampoco les supone demasiados quebraderos de cabeza. Si en condiciones normales el consumo estimado por vuelta es de 4 ó 5kg, los Red Bull necesitan 5 ó 6kg, es decir, alrededor de un 20% más. Cuando 1kg adicional de gasolina representa, de media, una pérdida de alrededor de una décima o décima y media por vuelta, esta penalización les sigue viniendo a cuento. La compensan con creces.
Si además prestamos atención a la progresión de los tiempos en la clasificación, de la Q1 a la Q2 y a la Q3, es obvio que en esta última es donde aparecen las máximas diferencias respecto a sus rivales. Como por norma los coches suelen tener combustible para toda la sesión de clasificación, al principio la carga extra de los Red Bull camufla esa ventaja adicional de la que gozan. A medida que el depósito se va vaciando, la diferencia se va haciendo palpable.
El hándicap con el que se encuentran los domingos es que ese peso extra para emplear la ignición retardada durante toda la carrera es inasumible. Ese kilogramo de diferencia por vuelta implicaría una carga adicional completamente inviable para toda toda la prueba. A 1kg más por giro serían mínimo 50kg extra los que necesitarían. Imposible. Para arreglar este pequeño desaguisado lo que hacen es reducir electrónicamente el nivel de ignición retardada. Es por esto último por lo que McLaren y Ferrari se ponen prácticamente a la par que Red Bull en carrera.
Si esta conjetura es correcta o no lo sabremos si la FIA se atreve a prohibir el difusor soplado. Entonces podrá confirmarse si el secreto de las clasifcaciones de Red Bull radica en el aprovechamiento de este sistema, o por el contrario, el genio de Adrian Newey ha llegado a alguna otra solución aún más ingeniosa. Se admiten apuestas. A un servidor le parece una idea bastante más razonable que la de los misteriosos cables que vimos en Turquía. ¿Vosotros que opináis?
Vía | The F1 Times