Todo cambio de año va acompañado de nuevas metas, nuevos propósitos, nuevos objetivos. Y en eso están las dos grandes escuderías japonesas de la Fórmula 1 (o mejor dicho, las dos escuderías propiedad de fabricantes japoneses), Toyota y Honda. A nadie se le escapa que 2007 ha sido un año desastroso para Honda, superada muy a menudo por su equipo B, Super Aguri, mientras que Toyota ha vuelto a enseñar al mundo entero que desaprovechar uno de los presupuestos más abultados de la parrilla temporada tras temporada es más sencillo de lo que parece.
En el caso de Honda, parece que el fracaso de 2007 no debería tomarse demasiado en cuenta. El diseño del RA107 fue malo, y han venido arrastrando problemas con el monoplaza desde el inicio de la temporada. Pero el equipo ya ha demostrado en otras temporadas que es capaz de hacer coches rápidos, por lo que reencontrar el camino correcto no debe considerarse una utopía. Además, el fichaje de Ross Brawn seguro que orienta al personal en su empeño. Y ese es el objetivo de Honda: borrar esta desastrosa temporada y continuar en 2008 con la buena forma demostrada en la último sprint de la temporada 2006, según declaraciones de Nick Fry en Autosport. Pero lo de Toyota no pinta tan bien... El otro día Carlos hacía un análisis del estado de la cosa en la escudería con sede en Colonia con un título que ni pintado: "Toyota, despierta por favor". Pues bien, como si Carlos fuera el mismísimo Tadashi Yamashina (yo juraría que no...), el jefe de Toyota afirmaba el último día del año que 2010 era el tope que se marcaba para despertar a Toyota en la Fórmula 1. Parece que en Japón ya se han cansado de la mala imagen que está dando el fabricante número 1 de coches en la máxima categoría del automovilismo deportivo, y ese tope de 2010 suena a ultimátum en toda regla: "mi trabajo es movilizar los recursos para conseguir mejorar, y me han dado dos años más para hacerlo".
Yamashina asegura que tienen perfectamente detectados los problemas de las malas prestaciones del monoplaza de este año, centrándolos muy mucho en la aerodinámica y la complicada adaptación a los nuevos Bridgestone, pero también menciona en más de una ocasión a hacer algunos retoques "operacionales". Esperemos que desde Japón se hayan dado cuenta que nada tiene que ver dirigir una mega-empresa de coches con hacer lo mismo con un equipo de Fórmula 1 que aspira a lo máximo.
Vía | Autosport