Con la victoria este pasado fin de semana en las 6 horas de Shangái, Toyota lleva ya cuatro triunfos en lo que llevamos de temporada en el World Endurance Championship. Una demostración de que el Toyota TS040 Hybrid es mejor coche que sus rivales los Audi R18 e-tron quattro y Porsche 919.
Pero aunque la realidad la dicten los resultados, la verdad es que fracasar en la gran cita de la temporada, las 24 horas de Le Mans, es un auténtico grano para la marca japonesa. Y es que, como a mi me gusta decir, el WEC es únicamente la justificación de los ingentes presupuestos destinados para conquistar Le Mans. La cita francesa es la gloria que todo el mundo recuerda. El Mundial de Resistencia es simplemente un caramelo, un premio menor.
En Shangái, Toyota dominó la clasificación y la carrera consiguiendo de nuevo un doblete algo que permite a Sebastien Buemi y Anthony Davidson ampliar su distancia a 42 puntos al frente de la general con tan sólo 52 en juego. El pobre resultado de los Audi, que sólo pudieron ser cuarto y quinto, permite a Toyota rozar el título. Terceros en discordia, Porsche volvió a subirse al podio tras hacerlo también en Fuji (y en la cita inaugural de la temporada en Silverstone).
En LMP2, victoria sin demasiados problemas para el Ligier JSP2 de G-Drive Racing en manos de Olivier Pla, Julien Canal y Roman Rusinov. En LMGTE Pro, los problemas mecánicos cuando lideraban la prueba del Aston Martin de Stefan Mucke y Darren Turner permitieron que Frederic Makowiecki y Patrick Pilet se hiciera con la victoria con uno de los Porsche 911 RSR oficiales. En LMGTE Am, victoria para Aston Martin con Pedro Lamy, Paul Dalla Lana y Christoffer Nygaard.
