A pesar de que la seguridad en la Fórmula Uno es uno de los aspectos que más y mejor se han trabajado en los últimos años, de vez en cuando se producen casos aislados que demuestran que esto del deporte del motor y la alta tecnología no es una ciencia exacta.
Hablamos del espectacular accidente sufrido hace poco más de una semana en Hockenheim por el piloto de Toyota, Timo Glock. Desde un principio, la escudería japonesa confirmó que el incidente no se debió a un error de pilotaje, sino al fallo de la suspensión trasera de su TF108. Desde el mismo día de la carrera, en Toyota iniciaron una completa investigación para averiguar por qué una pieza de la suspensión había originado ese peligroso accidente.
Pues bien, ocho días más tarde, Toyota nos ha sorprendido con el resultado final de la investigación. El origen de esa avería en la suspensión no hay que buscarlo ni en el proceso de fabricación, ni tampoco en nada que sucediera durante el fin de semana en Hockenheim, sino quince días antes en Silverstone.
Según ha explicado Toyota Motorsport, gran parte de las piezas de la suspensión trasera del TF108 de Glock eran las mismas que se utilizaron dos semanas antes en el GP de Gran Bretaña, donde el piloto alemán sufrió varios incidentes. Y aunque todas ellas superaron el proceso de verificación previo a Hockenheim, en esta ocasión esa inspección falló y provocó el accidente del piloto alemán.
Está claro que a partir de ahora Toyota será mucho más escrupulosa a la hora de validar cualquier componente de una carrera a otra.
Vía | Prensa Toyota F1