La verdad es que esta primera edición del nuevo Dakar en Chile-Argentina no ha dejado a nadie indiferente. Habrá quien haya disfrutado tanto o más que en las gloriosas épocas del raid africano, pero sin duda hay quien no ha visto del todo bien la extrema dureza con la que la organización ha querido anunciar al mundo entero que en África o en Sudamérica, el Dakar siempre será la prueba más dura del mundo.
Las palabras de Carlos Sainz a su llegada a Madrid son de una contundencia que delatan que el de Volkswagen es de los que piensan que no era necesario llegar tan lejos: "han querido que nadie eche de menos Africa y se les ha ido de las manos. Ha habido muchos abandonos, accidentes, han tenido que recortar etapas. Ha sido un rally muy duro por miedo a que la gente se quejara de lo contrario".
Otras opiniones, como la de Pep Vila, participante en la categoría de camiones, van por la misma línea: "La variedad de terrenos y de situaciones que se están creando ha provocado que hayan tenido que ir salvando la carrera para que no quedasen cuatro. Habían preparado un rally duro y han tenido que abrir un poco la mano. Es más duro que los últimos de África".
La verdad es que la organización ha conseguido algo que de entrada tenían muy complicado: la imagen de dureza del Dakar ha salido reforzada tras esta primera experiencia en Argentina-Chile, y si por algo se tiene que caracterizar esta mítica prueba para seguir acaparando la atención especial que siempre recibe, es precisamente por ser la más exigente del planeta. Quizás por ello, un satisfecho Etienne Lavigne confirmaba al finalizar esta edición que "es casi un hecho que la prueba volverá a Sudamérica en 2010". ¿Vosotros cómo lo habéis visto?