La forma sigue a la función. A quien le guste el diseño, o lo haya estudiado como es mi caso, sabrá que esa frase marcaba uno de los principios básicos de la Bauhaus. La escuela de diseño alemana ha marcado las pautas del diseño moderno desde su creación, allá por 1919. Sintetizando un poco, podríamos decir que en cualquier objeto, lo principal es el funcionamiento en si mismo, pero que después hay una forma que es lo que hace que algo sea bonito, y en resumen atractivo para la gente.
A estas alturas y sin hablar ni una sola palabra de Fórmula 1, seguro que algunos de vosotros ya os imagináis por donde van los tiros: el morro en escalón o delfín, pico de ornitorrinco o de pato. Ross Brawn, uno de los máximos exponentes de la Fórmula 1 moderna, ha comentado en relación a los nuevos morros que los ingenieros deberían tener la responsabilidad de diseñar coches bonitos. El británico ha pedido a la FIA que con cada cambio de reglamento no se pase por alto la estética.
Incluso el año pasado el director técnico de Lotus, James Allison, fue un paso más allá y solicitó a la FIA la creación de un grupo de trabajo que discutiera los apectos estéticos de los monoplazas. La propuesto no recibió el visto bueno. Charlie Whiting, delegado técnico de la FIA, respondió diciendo que sería la primera vez en la historia que se creaba una regla para evitar la presencia de monoplazas feos.
Sea como fuere, y aunque a todo el mundo le interese que los monoplazas sean rápidos, al final si que afecta a la competición que la gente vea a los monoplazas como vehículos bonitos. Aunque sea inconscientemente lo tenemos en cuenta. Eso sí, los morros con escalón podrían tener los días contados. El año que viene podría llegar una nueva regla que obligue a bajar la altura máxima en la parte frontal de los chasis monocasco, evitando así el escalón.
Foto | Xavier Puente (www.fotospro.com)