Alguien debería aconsejar a Jacques Villeneuve que, cualquier tiempo pasado fue mejor. Tras dos temporadas maravillosas, con título de Campeón del Mundo incluido, el piloto canadiense entró en barrena. Ni en BAR, ni en Sauber, ni en BMW, ni en Renault consiguió acercarse ni a la sombra de sus dos primeras temporadas en Williams. Sus 11 abandonos consecutivos en 1999 son, posiblemente, un record de la Fórmula 1.
Aún así, Villeneuve no se da por vencido. Desde 2006, su última temporada en la máxima categoría, su nombre ha sonado para el regreso Durante la pasada temporada su nombre sonó, y mucho, para subirse al volante de uno de los Stefan GP. Un equipo que ni siquiera tenía una plaza asegurada en la parrilla. El proyecto Stefan GP se quedó en dónde todos esperábamos, en nada.
Como no podría ser de otra manera, durante el Gran Premio de Canadá, Jacques Villeneuve fue una de las estrellas del paddock. Su presencia permitió que los rumores se reavivaran. Incluso unían a Villeneuve con Renault. Antes de que nadie le diera más importancia de la que realmente tiene, Eric Boullier ha afirmado, en resumen, que Renault no quiere nada de Jacques Villeneuve.
En sus planes no está fichar a un piloto con su perfil. Vamos que aunque le tienen en gran respeto, no quieren viejas glorias. Ni con Peugeot en la resistencia, ni en la NASCAR, ni siquiera en la Top Race V6 argentina. Allá en donde ha pilotado, sus resultados han sido mediocres y lejos de la calidad que podríamos asociar a su persona.
Hoy por hoy, Villeneuve vive de aquel título de 1997 y una retirada, a tiempo, sería la mejor solución. Aunque tampoco hay que mentir. Con los años se ha encargado de manchar su carrera. No es su padre. Gilles no consiguió ningún título, pero Jacques tampoco tiene su carisma, ni su talento.