Hungaroring estaba llamado a ser uno de los circuitos en los que el gap entre Mercedes AMG y Red Bull fuera menor debido a que el trazado húngaro es considerado como el “Mónaco del este”. Aquí es donde el RB10 puede explotar su aerodinámica y su gran paso por curva sin tener que preocuparse de perderlo todo por la menor velocidad punta de los motores Energy F1 fabricados por Renault.
Tras las actualizaciones de software instaladas en el Gran Premio de Alemania, la firma del rombo espera sacar el máximo partido en Hungría ya que según Remi Taffin, jefe de operaciones, en Hockenheim tan sólo pudieron obtener el 50% del rendimiento que se esperaba de las nuevas evoluciones. Lo que queda patente una vez más es el trabajo incansable de los galos que siguen trayendo mejoras para el motor de 2014, a pesar de que para el año que viene se espera una revolución dentro de lo permitido por la normativa.
Vía | RACER