Ya estamos sufriendo la primera consecuencia del disparatado calendario del Mundial de Fórmula 1 2013. Es cierto que el Gran Premio de América que debía disputarse en Nueva Jersey y la búsqueda de un posible sustituto trastocaron los planes. Pero la enorme cantidad de parones de tres semanas seguidos de carreras en fines de semana consecutivos va a hacer esta temporada especialmente insufrible.
Soy el primero que está deseando siempre que la Fórmula 1 empiece cuanto antes, ¿pero de qué vale arrancar a mediados de marzo alargando dos meses la llegada a Europa para tan sólo cuatro carreras? Y casi diría que el problema no es tanto la media de carreras por fin de semana, como lo incomprensible de tener dos seguidas (Australia/Malasia), parón, y otras dos seguidas (China/Bahréin): la primera de las carreras emparejadas pierde inevitablemente valor, engullida informativmente por la segunda, lo que no hará sino eternizar cualquier mínima polémica al no tener los medios nada que rascar y mantenerse pilotos y equipos fuera de nuestro alcance, como si de unas vacaciones se tratara.
Ejemplos como este vamos a tener para aburrir este año: tres semanas entre Bahréin y España, tres entre Canadá y Gran Bretaña, las habituales cuatro entre Hungría y Bélgica... ¡y en cambio seis carreras en ocho semanas para la recta final, entre Corea y Brasil! ¿Qué necesidad hay de alargar artificalmente el calendario de esa manera, cuando precisamente el verano, con muchos deportes de descanso, es la época que más puede aprovechar el automovilismo?
Obviamente la cantidad de agujeros en el calendario permite acomodar las citas de otras categorías... en teoría, pues ahí están los cinco rallyes del Mundial que siguen coincidiendo con GGPP de F1, las dos del WEC (en un certamen de ocho pruebas...), etcétera, etcétera... Sinceramente, si esos descansos no van a ser bien aprovechados por la FIA para dejar sitio a todos, prefiero una pretemporada de Fórmula 1 más larga y recibir la dosis cada dos semanas, como era costumbre hasta hace bien poco.
