El tiempo pasa, y las pruebas del Mundial de Rallyes se van sucediendo. En este caso llegamos a Italia cuna de la pizza y los superdeportivos. Se presenta un rally muy distinto al que se disputaba en las montañosas carreras de San Remo, ahora las pistas polvorientas y llenas de piedras presentan un rally de lo más duro para los pilotos.
Lo pudo comprobar Duval cuando era piloto oficial, en la que un error y un vuelco le obligaron a ceder un podium que a la postre le dejaría con un pie y medio fuera del equipo Citroen. O el ejemplo de Loeb el año pasado cuando un toque contra uno de los taludes que delimitan la carretera le dejaba sin opciones de ganar una carrera que tenia en la mano. Los saltos y su estrechas carreteras nos dejaran muchas de las imágenes mas espectaculares de la temporada, como el salto de Atkinson hace dos temporadas o el vuelco del Peugeot 307 WRC de Marcus Gronholm. Algunos de los factores a tomar en cuenta es el polvo generado por los coches precedentes o la capa que se forma en los tramos antes de que pase el primer coche que hace de la pista una superficie resbaladiza que puede poner contra las cuerdas a los pilotos.
El Rally llega a esta prueba con un nuevo líder después de Jordania, el finlandés Mikko Hirvonen hace que su primera victoria del año haga olvidar la temporada tan irregular que llevaba disputando. Segundo se sitúa el cuatro veces campeón, Sébastien Loeb que a pesar de llevar tres victorias en las cinco pruebas no ha tenido demasiada suerte y suma ya dos abandonos. La sorpresa del mundial viene a manos del piloto de Subaru Chris Atkinson que con una racha de podios muy rentable le permiten situarse a solo dos puntos del primer piloto de Citroen.
Latvala y Sordo son los siguientes clasificados. Pero sobre todo destacar la buena actuación de Sordo en el rally occidental en el que se quedo con un segundo puesto que supo a victoria, ya que estuvo todo el rally luchando por alzarse con el primer cajón del podio. Así que el rally italiano trae la dureza a un campeonato no cadente de emoción en el que cada prueba depara una sorpresa diferente.
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