A estas alturas de la película creo que no es necesario recordar que el Festival de la velocidad de Goodwood es la Meca para cualquier aficionado que se precie al automovilismo. En él podemos ver desde viejas joyas que escribieron páginas doradas en la historia de la competición, hasta el estreno de los prototipos más extravagantes, tanto de competición como cocept cars que marcarán los futuros modelos de las marcas.
Una edición que estuvo marcada de nuevo por la gran cantidad de suciedad en pista y por los numerosos incidentes. Mientras que Sébastien Loeb no pudo batir el record de Nich Heidfeld en la subida cronometrada, uno de los momentos más especiales fue observar a John Surtees y Kimi Räikkönen pilotando los coches con los que consiguieron el Campeonato del Mundo de Fórmula 1.