Escribir sobre la posibilidad de desaparición del Mundial de Rallyes para una persona como yo, ligado hace más de una década a este mundo del automovilismo y en especial a esta categoría, se hace increíblemente duro y difícil. Cierto es que tras la salida de las marcas japonesas el WRC no ha vuelto a recuperarse, sin embargo, la situación ha empeorado aun más tras las dudosamente efectivas decisiones de la FIA.
Prueba de ellos ha sido la última cacicada de la federación. Tras los problemas de principio de temporada para encontrar un promotor después de romper el contrato con North One Sport, el fallido acuerdo con Eurosport Events y los problemas para poder contar con cobertura televisiva, llega el fatídico momento de la salida de Nokia como principal patrocinador del campeonato.
A pesar de que alguno de vosotros decía que mientras siguiese Citroën o Ford en el campeonato, la salida de la empresa finlandesa no tendría ningún efecto sobre él, los más de tres millones de euros que dejaría de percibir la FIA dejaban claro que iban a herir probablemente de muerte al WRC. En lugar de buscar una nueva solución de patrocinio, Jean Todt y Jarmo Mahonen han tenido la magnífica idea de presionar aun más a los organizadores de los rallyes para encontrar en ellos el dinero que les falta.
En un momento de crisis como el que vivimos, pensar que los diferentes responsables de la pruebas puedan encontrar casi un cuarto de millón de euros para organizar una prueba del Mundial de Rallyes es algo disparatado. Durante los últimos años se han perdido pruebas como Córcega o San Remo por la misma razón, no sería de extrañar que al Acrópolis se les puedan sumar otras citas históricas que no puedan llegar a dichas cifras.
Lo cierto es que la llegada de Jean Todt a la presidencia de la FIA no ha sido el revulsivo para el WRC que el mismo anunciaba llenándose la boca. Durante los últimos años, las acciones del ex-copiloto galo han tenido resultados más que deficientes y la llegada de los 1.6 turbo no han conseguido enganchar más que a dos marcas de automóviles más, una de ellas (Mini) con pie y tres cuartos fuera de los planes de la temporada que viene.
Y ahora llegamos a tres opciones claras. La primera de ellas es la que sin duda ninguno deseamos, la desaparición. 2013 podría tener un paso atrás en los rallyes internacionales. Del WRC pasaríamos a tener únicamente al Europeo de Rallyes como principal referente. Algo que no sería del todo una mala idea ya que es más que posible el acuerdo entre el ERC y el IRC para el año que viene. Aun así, el campeonato del viejo continente se ha devaluado mucho durante las últimas décadas y no hay prácticamente ni rastro de las grandes tardes de gloria de los setenta.
Una temporada 2013 fallida podría hacer que Volkswagen, muy involucrada en el desarrollo del nuevo Polo R WRC, no quiera volver a oír hablar de la competición y en concreto de los rallyes en mucho tiempo. Millones de euros gastados que terminarían con un proyecto muerto como los antiguos Grupo S. Obviamente la FIA no quiere que los alemanes estén disgustados y por tanto se intentaría salvar la temporada de la mejor forma posible, al menos de la manera menos dolorosa.
Esto nos dejaría las otras dos opciones. La primera de ellas sería la de cumplir la amenaza de la FIA y dejar fuera a las pruebas que no firmen el contrato antes del 8 de junio. Algo que nos llevaría a un calendario muy reducido o incluso la posibilidad de adoptar el sistema de la Fórmula 1, en el que Bernie Ecclestone ha buscado en los Emiratos y Asia el dinero que necesita para llenar aún más sus bolsillos. Brasil puede estar dispuesto a ello, incluso Abu Dhabi, pero el calendario puede quedar muy tocado viendo la situación de países como Portugal, España, Grecia e incluso Gales.
La última opción es la que al que escribe le parece la más posible. La vuelta de North One supondría el regreso a la situación del año pasado, con ellos encargándose de pagar los gastos extras en temas de seguridad, cronometraje o incluso producción y distribución televisiva. El jefe de Stage One ya se ha mostrado dispuesto a sentarse con ambas partes, ahora el problema es saber qué tipos de requisitos puede imponer para no dejar que el campeonato muera. Sobre todo tras el gran enfado con el que terminó North One después de las decisiones de la FIA el pasado enero.