Todavía no termino de entender del todo cómo fue capaz Lewis Hamilton de ejecutar la carrera que se marcó en el siempre exigente trazado de Sepang. Sin errores, con mucho margen en sus trazadas, cuidando los neumáticos, gestionando a la perfección el consumo. Y con una carrera tan inteligentemente gestionada, obtuvo un resultado que bien podría indicar que se dejó la vida en cada curva de Malasia.
A menudo, la gran virtud de los grandes del deporte es que hacen que soberbias actuaciones parezcan insultantemente sencillas en apariencia. Y si nos regimos por ello, la actuación de Hamilton el pasado domingo debe calificarse como muy grande. Su compañero Nico Rosberg, desde luego, pasó más apuros con el mismo coche.
Al piloto alemán, gran dominador de la carrera inaugural del mundial (tras abandono de Hamilton), no le bastó la aparente superioridad que su coche le concede para quitarse de encima la presión a la que en muchos momentos le sometió Sebastian Vettel con un Red Bull que empieza a asomar el morro. Sin duda, el gran mensaje que quedó de esta carrera es que Vettel condicionó durante la carrera la estrategia del Mercedes de Rosberg. Algo que quizás pocos esperaban hace apenas un mes.
No estoy para nada en desacuerdo con Helmut Marko cuando sentencia que Red Bull tiene el mejor coche, y Mercedes el mejor motor. Como ya hice el año pasado en un inicio de temporada dubitativo de Red Bull, creo que el equipo de Newey ha vuelto a firmar un cochazo, que en cuanto reciba el adecuado acompañamiento de la unidad de potencia Renault (llegará sin duda), dará mucha guerra a una Mercedes que además de buen motor, que lo tienen, ha vuelto a hacer un coche rápido, que con estas durísimas Pirelli no muestra el que siempre ha sido su gran punto débil: la gestión de las gomas. Puede ser una lucha apasionante.
Tampoco creo que esté tan mal como aparenta Ferrari. Sí es cierto que empieza a cansar la misma cantinela de cada año de las mejoras que siempre llegarán “mañana”. Su credibilidad a nivel de desarrollo está en entredicho, aunque considero que la base aerodinámica es de las más completas de las últimas temporadas, y su equipo técnico, comandado por James Allison, también es de los más talentosos. La impresión es que están a un buen software de la unidad de potencia de dar guerra por arriba. Quizás no estén a la altura de Mercedes y Red Bull, pero tengo la impresión de que no están tan atrás como otros años.
El que se coló esta vez en la lucha con el grupito, aunque muy disgregado, delantero, fue el Force India de Nico Hulkenberg, con una estrategia alternativa a 2 paradas. Sabedores de que su puento fuerte es el trato a las gomas, en especial en condiciones de calor como la vivida en Malasia, el equipo de Vijay Mallya decidió apostar por parar una vez menos que el resto, y casi le sale bien la jugada. Al final, sin embargo, su desventaja de neumáticos (iba con duros) respecto a Fernando Alonso hizo imposible para Nico conservar la 4ª posición. De todos modos, acabar más de 36 segundos por delante del 6º clasificado, Jenson Button, debe ser algo a tener muy en cuenta.
Me atrevería a decir que Jenson Button también acabó por delante de lo que su coche le debía haber permitido el domingo. Por una parte, gracias a unas buenas llamadas a boxes a ejecutar sus paradas, siempre anticipándose a los dos Williams que luchaban por posición con él. Por otra parte, aprovechando una falta de agilidad estratégica de Williams. Decidieron no darle cancha a Valtteri Bottas cuando parecía ser más rápido que Massa a principio de la carrera, y luego no fueron capaces de sacarse de delante a Button en ninguna de las paradas.
Mención especial merece la desobediencia final de Felipe Massa respecto a ceder la posición a Bottas. No creo que a un equipo con una conciencia de equipo tan marcada como Williams le hiciera ninguna gracia la actitud de Felipe. En cualquier caso, creo que Bottas podría haber atacado a Button en el tramo final, pues no hay que pasar por alto que ha sido el máximo remontador en pista tanto en Australia como en Malasia.
También considero muy destacable la consistencia que está demostrando el ruso Daniil Kvyat. Ha vuelto a coger puntos en su segunda carrera sin hacer mucho ruido, y para un novato como él me parece una manera sensacional de empezar en este mundo. He dejado a Daniel Ricciardo para el final, porque su sucesión de desgracias empieza a recordar al más desafortunado Webber. Una verdadera pena, porque su inicio de carrera plantando cara al mismísimo Vettel fue realmente prometedor.
Por suerte, en unos días volvemos a tener carrera en Bahrein. Poco a poco todos los equipos irán asentándose en sus posiciones naturales. Que nadie saque conclusiones demasiado tempranas, que este mundial va a ser muy largo… y esperemos que emocionante. Nos leemos después de Bahrein por aquí, o durante la espera en mi twitter (@smarcusf1).