Esta guerra que empezó allá por el mes de marzo, tocó su fin el pasado fin de semana tras 20 batallas que ya forman parte de la que será recordada como una de las temporadas más bonitas y disputadas de la historia de la Fórmula 1. Su desenlace habrá gustado más o menos, pero quien no haya disfrutado por el camino, tiene un serio problema. Al final, Sebastian Vettel se alzó con el tricampeonato en una carrera que nuevamente se le puso cuesta arriba. Mi más sincera felicitación al alemán por este hito que le coloca con todo merecimiento en el estrellato de las grandes leyendas de este deporte.
La realidad, sin embargo, es que Fernando Alonso tuvo el título mucho más en sus manos de lo que nunca hubiera soñado. Vettel pasó, en mi opinión, por dos momentos muy críticos en Interlagos. El primero, cómo no, fue el toque en la salida con Bruno Senna. Desde mi punto de vista, es complicado culpar a alguno de los dos por el toque. Vettel se lanza agresivamente al vértice de la curva desde el exterior, y Senna entra en la curva muy por el interior, con el resultado final que todos sabemos. Insisto: yo no veo claramente culpable a ninguno de los dos. Es un lance normal en una salida. El hecho es que ese toque no sólo hunde a Vettel a la última posición de la carrera, sino que además deja su RB8 con daños evidentes que alguna décima seguro que le costaron.
Es absolutamente cierto que Vettel tuvo, esta vez sí, mucha suerte de no quedarse en la misma salida, pues el golpe (en realidad 2 golpes) en su parte trasera fue bastante fuerte. Eso sí, que nadie olvide que tener un toque en la salida es esencialmente mala suerte, que parece que sea lo más normal del mundo. Pese a ese incidente, Sebastian Vettel arriesgó en una remontada con unas condiciones meteorológicas muy complicadas, marcando unos tiempos realmente buenos, y demostrando que manos y talento no le faltan, precisamente. En la vuelta 8, el de Red Bull ya era 6º, posición que le permitía poder dedicarse a controlar un poco más la carrera en función de las evoluciones de Alonso.
El segundo momento realmente crítico llegó alrededor de la vuelta 54, cuando tras haberse parado para montar otro juego de neumáticos de seco hacía dos vueltas, la lluvia obliga a Vettel a volver a pasar por boxes para montar intermedios. Vettel se reincorpora en 10ª posición, Lewis Hamilton acaba de abandonar por el toque con Hulkenberg, la lluvia complica las condiciones de la pista, y a Alonso se le abre por primera vez la opción, aunque complicada, de poder ganar la carrera. Pese a todo, Vettel mantiene la calma y vuelve a avanzar con paso firme en la pista hasta escalar a una 6ª posición que le da el título… mientras Alonso no gane.
Vamos ahora al centro del por qué Alonso no se llevó el título. Fernando no perdió el título en Brasil, ni mucho menos, pero la carrera de Interlagos sí que fue una metáfora estupenda de lo que ha sido esta temporada para Alonso. El F2012 del asturiano no tuvo en ningún momento de la carrera ritmo para hacer podium. El éxito de Alonso estaba en manos de que los de delante (o Vettel) fallaran o tuvieran algún problema, como así sucedió con Hamilton y Hulkenberg. Alonso siempre está ahí para pescar ese resultado por el que nadie daría un duro, y esa es una de sus grandes virtudes, pero depender tu destino a la suerte es algo que no siempre acaba bien.
Todos los seguidores de Alonso pedíamos que el Mundial se estirara hasta Brasil, que hubiera una carrera loca, con lluvia a poder ser, y que además Vettel tuviera una carrera incómoda. Si no, no había nada que hacer. Todos esos factores acabaron cumpliéndose. ¿Qué falló entonces? Pues que el F2012 no logró ganar esa carrera. Ganando ayer, Fernando Alonso era tricampeón. Pero no fue sólo que Button estuviera a una distancia inmensa por leer mejor que nadie las condiciones cambiantes y ahorrarse una parada, sino que el ritmo de Alonso nunca se acercó al marcado por el británico. De hecho, el ritmo de Alonso no se acercaba tampoco ni al de Hamilton ni al del sorprendente Hulkenberg. Esa fue la cruda realidad. Por eso se perdió el título. No busquemos en qué adelantamiento o con qué táctica se perdieron esos 3 puntos que le acabó sacando Vettel a Alonso en la general, porque el problema de Ferrari este año ha sido mucho mayor a lo que refleja esa ínfima diferencia final.
Me gustaría pasar muy por encima sobre la polémica del adelantamiento de Vettel bajo bandera amarilla. Es cierto que la confusión estuvo ahí, pero para mí el tema queda totalmente zanjado cuando el propio Pat Fry confirma que se trataba de una señalización por pista deslizante y que se podía adelantar sin problemas. Punto y final. Existió confusión, pero para mí no llega ni a ser polémica desde el momento que un interesado lo deja tan someramente claro. Además, ganar un Mundial en los despachos debe ser tan feo…
Aunque siento no extenderme en la cantidad de cosas que pasaron en la carrera de Interlagos, es lógico que el foco del análisis esté puesto en los dos candidatos al título. Pero no me quiero olvidar del carrerón de Nico Hulkenberg, que volvió a demostrar nuevamente que quien quiera un diamante en bruto, se deje de experimentos; el “misterioso” adelantamiento de Petrov a Pic que le dió el 10º puesto final (y sus 10 millones adicionales) a Caterham en detrimento de Marussia (recuerdo aquí que Pic, piloto de Marussia, ha fichado en 2013 por Caterham); o los preciosos adelantamientos que vimos en Interlagos, empezando por el doble de Alonso, y acabando por el de Raikkonen a Schumacher. Y cómo no, dedicarle una calurosa despedida a Michael Schumacher, agradeciéndole eternamente los años de éxitos que ha dado a este deporte. Él cambió en su momento el paradigma del piloto de Fórmula 1, y eso tiene un peso casi mayor que sus 7 títulos.
Me despido intentando nuevamente despejar de cualquier sombra el título de Sebastian Vettel: ha salvado dos situaciones realmente complicadas (Abu Dhabi y Brasil) en las tres últimas carreras, y eso debería ser suficiente para, por lo menos, ser respetado como se merece. Tiene 25 años, y cuando se retire, sus números hablarán claro. Y cómo no, agradeciendo a Fernando Alonso el haber permitido que el sueño se alargara hasta el final. Ha sido un placer compartir con vosotros cada una de las 20 carreras de esta temporada inolvidable. Nos leemos por aquí en breve, o durante la espera en mi twitter (@smarcusf1).