A finales de 2012, la escudería McLaren Mercedes decidió no continuar desarrollando su impresionante MP4-27, el cual ganó las dos últimos Grandes Premios del año, para proceder a construir el MP4-28. El iniciar un nuevo proyecto, justamente cuando finalizaba la era de los V8, resultó una insensatez del tamaño de una catedral. Simplemente, el responsable de tal aventura ha debido ser despedido. La histórica escudería de Woking pasó de lo sublime a lo ridículo en unos cuantos meses.
Todo comenzó en la pretemporada, cuando Jenson Button, después de las pruebas escenificadas en Jerez, predijo que el MP4/28 era el mejor coche que había pilotado y que los ingenieros no dejaron ninguna piedra sin remover para obtener el mayor rendimiento. Un mes más tarde, el panorama comenzó a oscurecerse cuando dijo que el MP4-28 era muy bueno pero algunos problemas han retrasado el desarrollo, pero aún así serían aspirantes a la victoria en Melbourne. Así iniciaba la peor temporada de McLaren en los últimos 20 años.
Button, al igual que los diseñadores e ingenieros que se empecinaron en avanzar por el camino equivocado, han debido asumir parte de la culpa en todas las decisiones equivocadas, porque alentaron al equipo a perseverar con un coche que nació muy mal. La pérdida de Paddy Lowe, vía Mercedes, no puede ser la excusa para deambular sin rumbo durante todo el año. Sam Michael, cuya eficacia es cuestionada por algunos expertos del paddock, heredó un lugar en el cual no se ha desempeñado de la mejor manera. Inclusive, fuentes cercanas a Woking revelaron que la mala actitud de Michael precipitó la salida de Lewis Hamilton del equipo.
Con una pésima gestión interna y bajo una constante presión para obtener resultados, los esfuerzos resultaron infructuosos. Al final, hallaron un chivo expiatorio en la figura del mexicano Sergio Pérez, a quien le cerraron las puertas de la escudería pese a pilotar relativamente bien, cuando era evidente que no contaba con el material que le habían prometido. Y para colmo de males, anuncian triunfalmente la llegada del novato Kevin Magnussen, como si el joven danés fuera un mesías. Es evidente que todo el "show" es una enorme distracción para que nadie se pregunte si alguno de los directivos de McLaren se hizo responsable del desastre de esta temporada.
No es de extrañar entonces que Ron Dennis esté molesto con los que actualmente dirigen al equipo que él construyó y dejó en la cúspide. Dennis está consciente que en Woking no pueden permitirse otro año atascados en la mitad de la parrilla, luchando con equipos que no están acostumbrados a ganar. Tal vez, Honda indicó a Dennis que no deseaba tal plantilla de "cerebros" cuyo objetivo, en buena parte de esta temporada, fue superar a Force India.
Vía | grandprix247