El pasado fin de semana se disputó en el trazado de Nürburgring la última cita de las Blancpain Endurance Series. A esa carrera llegaba Lucas Ordóñez como líder en solitario del campeonato y con muchas opciones de proclamarse campeón en la categoría Pro-Am. Dicho y hecho. A pesar de ser octavo en la clasificación de la categoría (trigésimo en la general) el piloto madrileño conseguía los puntos necesarios para asegurar el título.
Con el título en el campeonato de Stéphane Ratel, Ordóñez pone el broche de oro a una temporada en la que además ha logrado el podio en las 24 horas de Le Mans, finalmente tercero tras la descalificación de G-Drive Racing by ADR Delta, las 24 Horas de Dubái y las 24 Horas de Spa-Francorchamps.
Pero como no sólo de champán vive el hombre, su papel como piloto oficial de Nissan también nos muestra el salto de calidad que ha dado. Nombrado miembro del Nismo Global Drive Exchange que le permite pilotar coches de competición de la marca japonesa en cuatro continentes, Ordoñez también ha sido el elegido para encargarse del desarrollo del Nissan ZEOD que debutará en Le Mans la próxima temporada.