Lotus, protagonista en el Festival de la Velocidad de Goodwood

El pasado fin de semana se celebró uno de esos eventos a los que cualquier aficionado al mundo de la competición debe peregrinar al menos una vez en su vida: el Festival de la Velocidad de Goodwood. Una especie de salón del automóvil que reúne a la flor y nata de la competición, tanto moderna como clásica. Y lo mejor de todo es que esas joyas pueden disfrutarse al verlas en movimiento y al escuchar su bramido cuando recorren los 1,87 kilómetros de la subida.

Cada año suele ser habitual que el “paddock” esté adornado por un bonita, y gigante, escultura relacionada con el motor. En 2012, el protagonista del Festival de la Velocidad de Goodwood fue Lotus que quiso realizar un pequeño viaje por su historia recordando alguno de sus modelos más importantes. La escultura estaba formada por un bucle infinito tridimensional de 28 metros de altura y contaba con seis Lotus. El autor, “>Gerry Judah, ha firmado hasta 12 de estas esculturas gigantes que sirven con centro del Festival de la Velocidad de Goodwood.

Seis eran los modelos de Lotus, originales nada de réplicas o maquetas, que adornaban las escultura. Un Lotus Type 32B con el que Jim Clark logró la victoria en las Tasman Series de 1965; un Lotus Type 49, campeón del mundo en 1968 con Graham Hill al volante; un Lotus Type 72 de 1972 con el que Emerson Fittipaldi se convirtió en el campeón más joven de la historia; un Lotus Type 79 de 1978 (Campeón del Mundo con Mario Andretti) y por último, un último clásico. El Lotus 99T, el último Lotus que estuvo en manos de Ayrton Senna. La serie se terminaba con un actual Lotus Renault R31.

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