Más allá de lo exigente que puede parecer el circuito Gilles Villeneuve, el Mercedes W05 fue sometido a un desenfrenado ritmo de carrera que hizo colapsar varios de sus sistemas. El desafío personal y profesional entre Nico Rosberg y Lewis Hamilton volvió a sentirse sobre el asfalto canadiense, pero ambos pilotos se dejaron llevar por sus ansias y por ello no dosificaron sus máquinas, a pesar de contar con una gran ventaja antes de la mitad de la carrera. El resultado: Nico Rosberg aguantó como pudo para llegar en segundo lugar y Lewis Hamilton se retiró.
Según Toto Wolff, jefe del equipo alemán, las altas temperaturas, generadas por forzar los coches, arruinó el sistema que gestiona la alta tensión eléctrica en la unidad de recuperación de energía, lo que provocó una drástica y permanente pérdida de potencia. El problema eléctrico también suscitó otros desperfectos, el más dramático en los frenos. Wolff dejó entrever que, para evitar otras debacles de esta índole, tal vez sea necesario aplicar las órdenes de equipo.
En sus declaraciones para BBC Sports, Wolff explicó:
Tuvimos problemas con los dos coches luego de las paradas en boxes. En esos instantes, las temperaturas se elevaron más de lo estipulado y comenzaron los problemas. De inmediato se dañó el sistema electrónico que controla la alta tensión de la MGU-K, así que ambos pilotos padecieron una importante pérdida de potencia. Sabíamos que los frenos también tendrían problemas porque son electrónicos. Ambos pilotos siguieron empujando fuerte para mantenerse adelante, pero eso generó más altas temperaturas y los problemas se acentuaron. Tal vez sea necesario discutir si las órdenes de equipo serán buenas para nosotros. Hasta ahora hemos mantenido una filosofía, pero nos interesa asegurar el resultado final. Tal vez no es lo que la gente quiera ver.
Vía | planetf1