Este fin de semana hemos vivido un movidito Gran Premio de Gran Bretaña en cuanto a trompos e incidentes se refiere, pero al otro lado del charco, en la décima prueba de la temporada de las IndyCar Series en el circuito de Watkins Glen, no se han quedado para nada cortos en la acción en pista.
A destacar principalmente dos momentos de la prueba. El primero de ellos corresponde a la vuelta 42, cuando en una entrada masiva a boxes Danica Patrick perdió el control de su monoplaza en el mismo carril del pit lane y se avalanzó contra los mecánicos de Scott Dixon, dejando a más de uno sin respiración por el susto. Lo de Danica y los mecánicos habría que estudiarlo más a fondo... Por suerte, sólo fue eso, un susto.
El segundo, y es noticia, afectó al líder del campeonato, y candidato hasta entonces a su cuarta victoria consecutiva en el Glen, Scott Dixon, que como el propio Kanaan diría al finalizar la prueba, "también es humano".
En el tramo final de la prueba, y cuando se había pasado todas las vueltas anteriores luchando con Ryan Briscoe en las posiciones de honor, Scott Dixon hizo un sorprendente trompo mientras calentaba los neumáticos en un periodo de neutralización, dejando a Briscoe, que ya iba por detrás suyo, sin opciones para esquivarlo. La radio del de Ganassi escuchó tras el incidente unas palabras de Dixon dedicadas al piloto de Penske: "Decidle a Briscoe que lo siento. ¡Bloody stupid!". Error tonto, pero asumido como todo un profesional que es.
Definitivamente, en Estados Unidos se toman todo esto de las carreras de una forma bien distinta, e incluso me atrevería a decir que más deportiva.
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