Que Lewis Hamilton está muy enfadado a raíz de la penalización recibida en Spa-Francorchamps el pasado fin de semana es algo que parece evidente, pero oír al "siempre correcto" inglés decir estas cosas delante de los micrófonos es algo que no acaba de cuadrar con su siempre feliz corporativismo.
Así que ponganle un bigote a lo Mansell, o imagínenselo con la cara de pícaro de Piquet padre, y ahí va la rajada de Hamilton contra Raikkonen: "Si no tiene pelotas para frenar tarde, ése es su problema. En este tipo de situaciones es el piloto el que siente mejor el agarre y pone el coche más en el filo. Y yo sé que soy grande en esas condiciones. Siento la adherencia mejor que él, sabía a qué lugar debía dirigir mi monoplaza y lo llevé más allá que él. Encontré el grip".
Kimi, muy al estilo Kimi, pasa de lo que diga Lewis, y es tan claro y evasivo como siempre: "No me importa lo que diga. Puede opinar lo que quiera. El debate no está en la llegada a La Source sino en si se saltó la chicane anterior y se aprovechó de ello. Y si llega a hacer la curva anterior por su trazada nunca habría podido atacarme en la llegada a la siguiente curva".
La verdad es que creo que no vale demasiado la pena insistir más en los que dicen que sí o que no fue justa la sanción, porque el tema ya empieza a ser un poco repetitivo, pero me ha llamado bastante la atención que Pat Symonds (Renault) opinara que se pasaron un poco con la sanción, y acto seguido la escudería de Fernando Alonso emitiera un comunicado oficial diciendo que lo que dijo Symonds es simplemente su opinión personal, que no tiene por qué coincidir con lo que piensa el equipo. ¡Menudo follón se ha montado!
Y sobre las palabras de Lewis Hamilton, pues qué decir. La verdad es que no son unas declaraciones dignas de un compañero de profesión hacia el vigente Campeón del Mundo, y parecen sacadas, como ya he comentado antes, de épocas pretéritas en las que esta lucha dialéctica "faltona" formaba parte del juego. Menos palabrerío y a demostrar en la pista quién es el mejor. Y sobre todo mucho temple, que las ganas de revancha no vuelvan a sacar a relucir al Hamilton desbordado por la ambición.
Un último consejo para Hamilton: que no le toque demasiado las narices a Kimi, porque como el finlandés tenga que echar una mano a Felipe Massa en algún momento de este tramo final, en su lista de "pendientes" verá que este año le debe unas cuantas a Lewis, entre ellas la del semáforo de Canadá. Y aunque no defiendo las jugadas antideportivas, ni mucho menos, no sé por qué, pero la imagen de Kimi sacando de pista a Lewis en una frenada ajustada y bajándose del coche como quien oye llover no se me hace tan extraña como debería.
Vía | As