Obviamente el fin de semana ha tenido un protagonista sobre todos. Sébastien Loeb conseguía su octavo titulo mundial después de que Mikko Hirvonen se saliera de pista durante la jornada del viernes. El finlandés nos volvía a enseñar una nueva muestra de la desesperación humana. El motor de su Ford Fiesta RS WRC aumentaba de temperatura al mismo tiempo que sus pocas opciones de ser campeón se esfumaban.
Mikko intentaba llegar como fuera al parque de asistencia. Su copiloto bajaba incluso a un rio cercano para conseguir agua con la que llenar el circuito de refrigeración. Ya era tarde, a Hirvonen sólo le quedaba llamar por radio y decir “end of the way” que anunciaba a su equipo que el campeonato se acababa de esfumar.
Sin embargo la otra imagen del fin de semana la protagonizó su rival. Loeb era proclamado ya campeón el sábado, pero el domingo le aguardaba una sorpresa. Un accidente de tráfico en uno de los enlaces dejaba al alsaciano sin poder luchar con Latvala por la victoria del rally. En cuanto al accidente ya hablaremos extensamente en la sección de la semana después del rally que vendrá más tarde.
Y eso que el Rally ya había comenzado fuerte, con Ogier abandonando con un “raro” accidente en el primer tramo. El RAC fue igual de accidentado que a lo que nos tiene acostumbrados con abandonos de Petter Solberg, Dani Sordo y Kimi Raikkonen. Aunque también nos dejó grandes actuaciones como las de Ostberg, Henning u Ott Tanak. El broche final lo dejó Kris Meeke con su trompo en la Power Stage. Curiosa reacción de los locutores de la ESPN al ver el incidente en directo.