No estáis viendo el ultimo modelo salido de la marca del ovalo. Muchos conoceréis el coche que encabeza este articulo, el gran Ford Escort de los antiguos WRC que condujeron entre otros Carlos Sainz o Juha Kankkunen. Y es que precisamente fue en el Rally de Acrópolis de 1997 dónde MSport conseguía su primera victoria junto al madrileño.
Quince años después, Jari-Matti Latvala lograba la victoria numero cincuenta para el preparador que durante la ultima década ha llevado los coches de Ford en el Mundial de Rallyes y la numero seis de su palmares. El finlandés tiene una especie de idilio con la prueba sueca, dónde ha sumado dos victorias y dos terceros puestos en las siete ocasiones en las que ha participado en ella.
La batalla entre Latvala e Hirvonen estuvo marcada por el extenso conocimiento que se tienen el uno del otro. En este caso, el piloto de Ford explotó su gran velocidad en momentos puntuales para sacarle la ventaja suficiente para afrontar los últimos compases de la prueba. Sin embargo, el pinchazo en el antepenúltimo tramo le puso contra las cuerdas ante un Mikko mucho más regular y conformista después de perder dos títulos mundiales ante Sébastien Loeb.
Precisamente el alsaciano no tuvo su mejor actuación sobre la nieve sueca. Tras la salida de pista del primer día, en el que perdía dos minutos al quedarse atascado en un banco de nieve, tuvo que dedicarse a luchar por la sexta posición con Henning Solberg. Un pinchazo y un trompo durante la etapa del sábado dejaban las remotas posibilidades de alcanzar a Evgeny Novikov en prácticamente imposibles. A pesar de ello, Loeb se quitaba el mal sabor de boca llevándose de forma autoritaria la Power Stage, cuando su posición de salida no era de las mejores.
El final de Dani Sordo tuvo aun peor guión. El cántabro estuvo en la lucha. La nieve es un terreno que le gusta y en el que a pesar de los problemas de tracción del Mini John Cooper Works WRC pudo meterse entre el Top Five junto a los pilotos nórdicos y Novikov. Lamentablemente el motor construido por Prodrive no soportó el frio sueco y los numerosos cambios de rasante, y al final de la primera jornada se detenía después de perder la correa y que subiera la temperatura.
No me gustaría dejar de lado el caso del español. Los problemas entre BMW, Mini y Prodrive le han pillado tanto a él como a Kris Meeke en medio. Lejos de desesperarse o arrojar la toalla, día tras día, rally tras rally se pone el mono, los guantes y el casco con la misma ilusión y ganas de su primera carrera. Por su tesón, velocidad y rendimiento, creo que Dani merece lo que lleva persiguiendo durante los últimos seis años.
En cuanto al resto de pilotos, no hay demasiado que decir. Si bien me gustaría destacar el buen rendimiento de Patrik Sandell con un coche con el que tan sólo había realizado un día de test. Armindo Araujo o Paulo Nobre (pilotos oficiales de BMW) estuvieron por su parte muy alejados, erráticos y faltos de rendimiento en lo que es la confirmación oficial de la mala decisión tomada desde Múnich.
Entre los S2000, de nuevo gran rally por parte de Sébastien Ogier, que volvió a mostrar su gran rapidez superando incluso a todo un campeón del IRC como es su compañero de equipo, Andreas Mikkelsen. Sin embargo la sorpresa la volvió a dar Proton y en concreto Per Gunnar Andersson.
El sueco que estuvo liderando gran parte del Rally de Montecarlo, hasta que su motor explotó, también dominó el rally de casa. Terminó la prueba con más de dos minutos de ventaja sobre Craig Breen, pero a punto estuvo de perder el triunfo por una irregularidad en la suspensión de su Satria Neo S2000 (más ligeras de lo reglamentado) y que finalmente se saldó con una penalización de dos minutos que le permitía conservar la victoria.