El Rally de Suecia, segunda prueba del Mundial de Rallyes, ha devuelto parte de su maltrecho honor a los pilotos nórdicos, con cinco pilotos habituados a correr sobre nieve en las cinco primeras posiciones, error de Sébastien Ogier mediante, claro.
Jari-Matti Latvala ganó, pero tampoco se exhibió. El finlandés parece haber dejado atrás desde mediados de la temporada pasada su imagen de kamikaze y diría que supo controlar en todo momento el ritmo para terminar superando con relativa facilidad a su compañero de equipo Andreas Mikkelsen. Sobrio pero lo suficientemente efectivo como para liderar por primera vez el Mundial. Seamos sinceros: en esta ocasión al que todos veíamos en la cuneta, sobre todo por la escasa presencia de bancos de nieve este año en Suecia, era a Andreas Mikkelsen, que ya de inicio se puso a echarle carreras al jefe de filas Sébastien Ogier. El noruego hizo un buen rally si tenemos en cuenta su nivel hasta ahora a los mandos del Polo R WRC, pero tiene aún mucho que demostrar para justificar su sitio en el mejor equipo del mundo.
Algo más de confianza me inspira Mads Ostberg. No me malinterpretéis, creo que el otro noruego en el podio hizo este pasado fin de semana simple y llanamente lo que debía hacer en la prueba que mejor se le da de todo el Mundial. Pero si el Citroën DS3 WRC está tan estancado de desarrollo como parece, hizo un buen rally sin sustos y da confianza de cara al resto de la temporada... siempre y cuando no empiece a encadenar accidentes como en 2013.
De quien no podemos hablar tan bien es de Mikko Hirvonen. Un cuarto puesto en Suecia, con un coche que otros años ha demostrado ir más que bien allí, y peleando con un privado, no augura nada bueno sobre el nivel del finlandés tras su vuelta a M-Sport. Y es que la comparación en Monte-Carlo con su compañero, Elfyn Evans, y aquí con alguien que venía de un año en blanco, como Ott Tänak, gran sorpresa agradable de la prueba, le deja en muy mal lugar.
En cambio, Kris Meeke para mí volvió a destacar pese a cometer un error en la última etapa y acabar décimo: el británico optó por salir conservador (si nos lo dicen hace un mes no nos lo creemos) y estuvo a punto de salirle bien, siendo el primer no nórdico al rodar sexto. Un sexto puesto que finalmente fue para Sébastien Ogier, tras una gran remontada y dejar claro que puede ganar donde quiera. ¿Cometió un error? Sí, pero nunca fue fácil para un no-nórdico ganar en Suecia...
Por detrás también se vivió un divertido duelo entre padrastro, Henning Solberg, e hijastro, Pontus Tidemand, que se quedó lejos de las prestaciones que prometió el año pasado en este mismo escenario. De hecho, diría que el noruego impactó más que el sueco, marcando tiempos realmente rápidos con los neumáticos Pirelli de clavos. Al menos a Tidemand le quedó el consuelo de superar holgado a los otros campeones de la Academy/Mundial Junior en WRC, Evans y Breen, que se quedan en un "No evaluable" al tratarse de una prueba tan particular...
Refiriéndonos a los pilotos, está claro que Theirry Neuville, tras dos abandonos seguidos (aunque cruzara meta vía Rally2) debería levantar el pie en México, ¿pero quién sabe lo que Hyundai le ha pedido realmente a su primer piloto? Esa intención de levantar el pie debería también aparecer entre los planes de Kubica, pero Suecia no me parece la prueba más indicada como para echarle en cara su propensión al choque.
Por último es necesario subrayar el loco final de WRC-2. De lo alucinante de ver a Yazeed Al-Rajhi volar por segundo año consecutivo sobre la nieve pasamos a un épico desenlace en el que Karl Kruuda, que "pasaba por allí", le arrebataba el triunfo a Jari Ketomaa tras el vuelco del saudí cuando acariciaba el triunfo. Ojalá todas las pruebas fueran tan entretenidas en las categorías que acompañan al Mundial de Rallyes, pero no será así.