Esta temporada voy a tratar de empezar con una especie de serie de artículos de opinión donde desgrane subjetivamente la ultima prueba que se ha corrido, al menos a nivel internacional. Obviamente el Rally de Montecarlo va a ser mi primer conejillo de indias ya que principalmente es el rally con el que comienza todo, la temporada, la batalla por el titulo y en muchos casos una afición.
Porque sí amigos, si lo primero que ves en tu adolescencia es un Rally de Montecarlo, con su nieve, con sus coches derrapando, con su sano espectáculo, quedas irremediablemente enamorado de por vida de este deporte. Pero voy a intentar evitar los sentimentalismos, para pasar directamente a la prueba de la semana pasada.
Todos llegábamos con muchas esperanzas puestas en la lista de inscritos. A los habituales del Intercontinental Rally Challenge, con Mikkelsen como nuevo piloto de Skoda UK, se sumaban los dos hermanos Solberg y los dos Proton con Chris Atkinson y Per Gunnar Andersson a sus mandos. Sin embargo, y de un plumazo, nos quedábamos sin tres de esos pilotos.
El amarillo de los Proton Satria S2000 sigue siendo motivo de mala suerte y los dos pilotos se quedaban fuera a las primeras de cambio por problemas mecánicos. Por su parte Andreas Mikkelsen y Henning Solberg debían abandonar por cometer cada uno el mismo error de novato.
En un rally en el que la temperatura no sube de los -10ºC no sirve de nada calentar neumáticos si te detienes al aire libre más de dos minutos. La temperatura de las gomas cae en picado y por tanto el coche se vuelve inconducible. Esto es algo que saben muy bien Petter Solberg y Juho Hanninen, al fin y al cabo de los errores se aprende.
Estos dos hombres fueron los que fijaron toda nuestra atención durante la primera etapa. Solberg le echaba las culpas a los reglajes de la suspensión, pero el impresionante ritmo de Juho asentaba las bases para que el finlandés, que no es un especialista del asfalto, terminara por delante del campeón de 2003 al final de la jornada.
Todo parecía encaminado hacia la victoria de Skoda, pero el caos vivido el jueves dio todo un vuelco a la clasificación. Y es que los checos no estuvieron muy acertados al copiar la estrategia en la monta de neumáticos a Petter Solberg en vez de a los dos pilotos locales. Así pudimos ver que François Delecour y Bouffier volaban con la elección adecuada tras la ayuda de sus amigos apostados por todo el tramo.
No había más. Bouffier tenía en su bolsillo la victoria soñada en Francia. Coche galo, equipo galo y piloto galo. A partir de ahí solo quedaba sitio para las tonterías de algunos. Los primeros, los dos pilotos iluminados que pararon y se bajaron a saludar en plena cumbre del Col de Turini obligando a los comisarios a actuar para avisar a los siguientes participantes. Uno de ellos además lo conoceréis muy bien, ya que no es otro que Daniel Elena, copiloto del heptacampeón Sébastien Loeb.
Por ultimo, mi último dardo va en dirección a Olivier Quesnel. Al jefe de competición de Citroën y Peugeot le conocemos la mayoría. Sus tropelías y bravuconadas no son nuevas para el público en general, pero lo ocurrido en Mónaco volvió a ser la gota que colma el vaso. ¿A quién se le ocurre hacer penalizar a Sarrazin para que Wilks subiera a la tercera posición? Sobre todo siendo el primer rally de la temporada. Desde luego, y como diría mi madre, “quien te entienda, que te compre”.
Dependiendo de la aceptación que tenga la sección seguiré haciéndola o simplemente continuaremos con nuestro “lo mejor y lo peor” después de cada rally.
Foto Le Equipe | Dino Rally Team