La semana después del rally. A rey muerto, rey puesto.

Cuando realizábamos la planificación de nuestra cobertura del Rallye de Francia-Alsacia 2013 y me pedí "La semana después del rally", mi compañero Fernischumi me comentó que escribiera una especie de homenaje a los nuevos campeones del mundo, Sébastien Ogier y Julien Ingrassia. Pero tras lo visto este fin de semana en la patria chica de Sébastien Loeb creo firmemente que el mejor homenaje que se les puede hacer es resaltar la preciosa prueba que hemos presenciado, con su triunfo final.

Es cierto que hemos asistido a rallyes del Mundial más apretados en cuanto a tiempo, pero no tan variados en cuanto a alternativas en cabeza: hasta cinco pilotos se turnaron en el liderato de la prueba y de todos ellos se puede decir algo bueno. Para mí, si algo demostró Sébastien Ogier es inteligencia y saber estar. El ya nuevo campeón del mundo llegó a estar a casi medio minuto de la cabeza al final del primer día y, enganchándose a Sébastien Loeb en el duelo que todos queríamos ver, no perdió de vista a los de delante, lanzó su ataque en la segunda jornada y la terminó con empate técnico. El domingo le bastó con sacar el martillo pilón con tres scratchs para decir adiós con la manita: inalcanzable como todo el año, pero con un sabor totalmente distinto.

Esa última sentencia también vale para el otro Sébastien. El Loeb que vimos este fin de semana no es el Loeb de la última década. No tiró de maestría, de su dominio abrumador en asfalto, sino de casta y orgullo y tengo claro que prefería acabar en la cuneta antes que dejarse algo en el bolsillo en su última prueba pese a la falta de rodaje por inactividad en lo que a rallyes respecta. Con nueve mundiales bajo el brazo, al menos nos quedamos con la imagen del alsaciano luchando por el triunfo.

Igualmente, la imagen dejada por Dani Sordo en Francia este pasado fin de semana es inmejorable. Para mí, mejor incluso que la de su victoria en Alemania. Aquí él y Neuville no se quedaron solos, ni mucho menos, sino que lucharon de tú a tú con los Sébastien y aún no llevándose la victoria final, Sordo hizo un rallye espléndido, digno de un volante para la próxima temporada. Sobre todo si comparamos con Mikko Hirvonen...

Y es que es la comparación con sus compañeros de equipo lo que da aún más valor a las actuaciones este año de Thierry Neuville. El belga bien pudo llevarse el triunfo en Alsacia. Sí, pilota al límite. Sí, comete bastantes pequeños errores. Pero también ha hecho los errores gordos cada vez más raros y está pegándose con dos equipos totalmente oficiales mientras sus compañeros Mads Ostberg (la decepción del año para mí) y Evgeny Novikov no saben ni por donde tirar.

Por último nos queda Jari-Matti Latvala, que aunque estuvo en cabeza fue quien menos me impresionó. Siempre un punto por debajo de Sébastien Ogier, con la retirada de Loeb se convierte en el piloto con más scratchs en el Mundial de Rallyes. Y pese a ello, no parece el mismo que nos ilusionaba hace un lustro, cuando afloraban las comparativas con grandes talentos por eso de batir el récord de precocidad de Henri Toivonen...

Al margen de los World Rally Cars no deja de ser curioso que el campeonato que aparentaba tener un favorito más claro, WRC-2, sea el único aún por resolver, pese al gran salto adelante dado por Robert Kubica este fin de semana. Sin menospreciar al campeón del mundo junior Pontus Tidemand, ya lo suficientemente valorado por otros debido a su nacionalidad y sus lazos familiares, me esperaba algo más este año de José Antonio Suárez y Yeray Lemes, esta vez perjudicado por los pinchazos. Igualmente, me ha sorprendido Sébastien Chardonnet en WRC-3. Entre él y Julien Maurin parece producirse una suerte de rebelión entre los "hijos de" franceses... Veremos hasta dónde llegan.

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