Se acabó la calma. La NASCAR vuelve como cada mes de febrero y lo hace para casi no abandonarnos en las próximas cuarenta y pico semanas. Por delante, 26 carreras de temporada regular, una carrera All-Star y los 10 eventos de The Chase que definirán el título.
Como suele ser habitual, el telón se subió en una prueba no puntuable como lo es el Budweiser Shootout. Una corta carrera disputada en el oval de Daytona y en la que este año han acudido los 25 primeros clasificados del pasado año junto a todos aquellos que hayan ganado en Daytona. A pesar de las 82 vueltas, hubo hasta tres accidentes de los denominados como Big One.
La palma se la llevó Jeff Gordon que tras besar la parte posterior del Toyota Camry de Kyle Busch, perdió el control siendo arrollado por varios rivales. El espectacular vuelco quedó en nada al ver como Gordon salía por su propio pie.
Finalmente fue Busch el que logró la victoria por delante del vigente campeón, Tony Stewart. Esta primera toma de contacto con la competición también ha servido para comprobar que las nuevas medidas impuestas por la NASCAR han acabado con las carreras por parejas que hemos visto en los últimos tiempos. Circular en grupo da más emoción pero también provoca más accidentes como se ha podido ver.
Un día después de la Budweiser Shootout comenzarón los prolegomenos para la primera carrera del año y la más importante, la Daytona 500. En una primera calificación se decidieron las dos primeras plazas de la parrilla que fueron a manos de dos pilotos de Ford y de Roush Fenway Racing. Pole para Carl Edwards seguido de Greg Biffle. Esta misma semana, se decidirá el resto de la parrilla en los Gatorade Duels. La Daytona 500, el próximo 26 de febrero.