El Gran Premio de Malasia es tradicionalmente un fin de semana de calor. Mucho calor. El cockpit se convierte en Sepang en una auténtica sauna, aunque quizás en el Ferrari F60 de Kimi Raikkonen la cosa hoy haya sido prácticamente literal, como se puede comprobar en la foto de portada (y en la que os pongo después, donde comprobamos que Kimi está en plena forma para salir "volando" del monoplaza).
La primera sesión de libres estaba a punto de finalizar cuando un sospechoso humo blanco empezó a emerger del cockpit del F60 del finlandés, con un olor a "chamusquina" acompañándolo según los presentes. Todo el mundo apuntó inmediatamente al problemático KERS de Ferrari, que ya en la pretemporada les había dado muchos problemas de refrigeración.
Kimi llegó a boxes con las correas del cinturón desechas por el calor, y supongo que con unos ojos más rojos que el precioso color de su Ferrari. Hoy los Ferrari se han mostrado como los monoplazas más rápidos en Sepang, pero visto lo visto, eso puede no servir de mucho para la carrera si no acompaña la fiabilidad.