Este fin de semana, la NASCAR rendía visita a la Monster Mile de Dover. Un oval de una milla a la que los 43 pilotos clasificados tenían que dar nada menos que 400 vueltas. En el International Speedway de Dover también daba comienzo a la segunda mitad de la temporada regular, así que a partir de ahora los puntos comenzarán a tener un valor extra.
David Reutimann continuaba con la racha de la semana pasada y partía desde la pole. La posición de privilegio le duró lo mismo que un caramelo a la puerta de un colegio y en las primeras 50 vueltas la prueba ya había vivido más de diez cambios de líder. Esa situación terminó cuando Jimmie Johnson logró llegar a la cabeza del pelotón.
El piloto de Fontana era claramente el más rápido de todos y así lo hizo saber despegándose del pelotón casí a su gusto. Sólo los banderas amarillas impidieron que la victoria fuese mucho más clara. Pero con lo que no contaba Johnson era con la estrategía más arriesgada de alguno de sus rivales. En la última entrada en boxes, Greg Biffle y Tony Stewart decidían cambiar únicamente dos ruedas, por las cuatro del piloto de Hendrick Motorsports.
Ese hecho hizo que Jimmie Johnson tuviera que remontar posiciones, como alma perseguida por el diablo. Johnson remontó posiciones en unas últimas 20 vueltas de las que hacen afición para colocarse en segunda posición a falta de menos de 10 vueltas. En esas últimas 10 vueltas, la lucha entre Johnson y Stewart fue de poder a poder y sólo a falta de menos de dos, Stewart tenía que ceder la victoria a un Johnson con un coche claramente superior.
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