Al igual que en los últimos años la Fórmula 1 ha tenido a Michael Schumacher como gran dominador, con siete títulos, y los rallyes a Sébastien Loeb, con nueve entorchados, al otro lado del charco, la historia de las NASCAR tiene cita con Jimmie Johnson. Ayer en el oval de Homestead, en la Florida que vio nacer las carreras de stock-car, Johnson consiguió su sexto título. Una cifra que le coloca a tan sólo un campeonato de igualar a los dos pilotos más grandes de la competición, Dael Earnhardt y Richard Petty.
A la Ford EcoBoost 400, disputada en la noche de ayer, Jimmie Johnson llegaba con más de 20 puntos de ventaja, 28 concretamente, lo que dejaba las opciones de título de Matt Kenseth en un milagro. Dicho y hecho. Kenseth no pudo hacerse con la victoria, que fue a parar a manos de su compañero Denny Hamlin, mientras que Johnson certificaba el título con una cómoca novena posición. Tras conseguir cinco campeonatos de forma consecutiva, de 2006 a 2010, el de Hendrick Motorsports vuelve a la senda del triunfo tras dos años de sequía y deja con la miel en los labios a un Matt Kenseth que ha realizado un gran campeonato a pesar de estrenarse dentro de Joe Gibbs Racing.
Más allá del título, la de ayer también fue una carrera de despedidas. Tras tres décadas en el campeonato, Mark Martin cuelga definitivamente el casco. A sus 54 años, uno de los pilotos más carismáticos del campeonato se retira definitivamente con cinco subcampeonatos en su trayectoria. Pero a pesar del adiós no sería descabellado verlo de nuevo en alguna carrera esporádica ya que en los últimos años se convirtió en el mejor sustituto del mercado.
El otro que dice adiós, en este caso únicamente a la NASCAR, es Juan Pablo Montoya. El piloto colombiano da por terminado su periplo en los stock-car y el año que viene volvera a la IndyCar Series de la mano de Penske Racing. Montoya se despide de la NASCAR con dos victorias, ambas en circuitos ruteros, quizás poco botín para lo que se esperaba de el.